septiembre 15, 2009

Tres colores

Me encantan los carritos de carrizo con banderas y adornos tricolores que aparecen en todos lados a partir de la última semana de Agosto. Hasta hace algunos años, en casa no fallaba la bandera nacional por estas fechas. Una sola banderita pequeña, al centro de la mesa del comedor. Pero de un tiempo a la fecha, sencillamente ya no me dan ganas de ponerla.

Identidad nacional. Sólo una etiqueta, a veces útil, a veces limitante. A veces, francamente ridícula. Si vemos las fotos de las primeras damas de la nación, invariablemente aparecen con rebozos en los actos oficiales, principalmente cuando reciben a dignatarios extranjeros. Sí, sí, los rebozos son lindos (yo misma tengo un par que son herencias de familia), pero, señoras-consortes-de-presidentes, NO es necesario que los usen a fuerza. Y ya no hablemos de los trajecitos típicos que de repente lucen (remember Martita?).
¿Y qué hay de nosotros, ciudadanos de a pie? ¿Por ser 15 de Septiembre TENGO que cenar pozole, si no no soy mexicana? De nuevo, me encanta el pozole, pero para comer, no para cenar. Y menos después de las 11 de la noche (no se ustedes, pero siempre que me invitan a una noche mexicana me han servido la cena después de la ceremonia del grito. Por lo que me veo obligada a aplacar el hambre con papitas, cacahuates y tequila. Muy poco sano.)
Y están otros temas más escabrosos. A veces la “identidad nacional” está definida por nuestra capacidad de hacer desmadres, de improvisar y de salir del paso como sea. O peor aún, esta “identidad” todavía está marcada por las películas de charros con pistola, grito y borrachera obligada, con su indisoluble carga de machismo. O por los temas de los narco-corridos, la corrupción, el valemadrismo y la ineptitud.

¿¿Por qué demonios todavía venden "artesanías mexicanas" con la imagen de un tipo dormido, recargado en un cáctus y con el sombrerote sobre los ojos??
Quizá exagero. Quizá no. Quizá mi visión está obstruida por las noticias que leo en el periódico. Sé que México es más que actitudes retrógradas (la imagen de la canasta de cangrejos viene a mi mente) y falso patriotismo, pero cuesta trabajo verlo cuando salgo a la calle y veo (sufro) la basura, la indolencia... y la violencia.
Por eso, este 15 y 16 de Septiembre celebro a mi patria sin poner banderas, pero haciendo lo que mejor sé hacer: trabajando.

4 comentarios:

ʚϊɞ ...Gise dijo...

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siempre tan atinada!!!

hoy que fui a darme una vueltecita a la FeNaZa acá en mi ciudad me percaté de muchas cosas de las que comentabas...

(huy si te cuento no acabo)

Saludos y un placer leerte, vaya que me haces reflexionar
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FerGil dijo...

A mí el nacionalismo como tal no se me da, y la parte que más me repatea es exactamente la de tener que disfrazarse de charro y tener que preparar pozole, para que la gente opine que sí, que estás orgulloso de ser mexicano.

Me encantan muchas cosas de la herencia cultural mexicana (principalmente, cómo no admitirlo? la comida) y creo que hay muuuuchas cosas que perdurarán por los siglos, pero no me gusta sentirlas como obligatorias. Las escojo porque me gusta, las disfruto y considero que tienen valor. Comparto eso con otras personas, y ESO es lo que define una parte de la identidad nacional, la suma de esas coincidencias, pero me molestan profundamente los clichés nacionalistas: el charro borracho, machista y agresivo, la resignada esposa, comprensiva, paciente y buena cocinera, que espera en casa mientras los chamacos truenan cuetes en la calle. Si ESA imagen desaparece, a nadie le va a hacer falta nada.

Ugh, ya me colgué. En fin, espero haber tenido un mínimo de lucidez.

Anónimo dijo...

Algo de eso estaba yo pensando hace unos días cuando iba para mi casa. ¿Festejar la Independencia? ¿Por qué no empezamos festejando que hoy no dimos mordida, que no nos estacionamos en la rampa de minusválidos, que no tiramos la botella de refresco vacía en la calle, que no nos robamos el periódico del vecino, que no le mentamos la madre al que se nos atravesó en el crucero? Tristemente te digo que cada año veo en la gente común y corriente menos motivos para festejar, y eso me da mucha lástima.

Un besito

Doña M dijo...

Te leo el día después de que la Policía Federal tomara las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro. Me la he pasado leyendo como se van creando bandos en ambos lados y pienso... ¿alguien estará contento hoy?

A mí lo patriota se me sale por todos lados. No sé si es inocencia incurable, pero nunca he pensado que el gobierno es la identidad de un país. Creo que es un síntoma de sus habitantes. Y a mí México se me desborda por todos lados; lo amo con cursilería total.

Se me doblan las rodillas cuando veo el atardecer en Reforma, cuando el Zócalo está llovido y se le reflejan sus castillos, cuando manejo por Circuito y veo el Castillo de Chapultepec, cuando Tlaloc parece que está sonriendo mientras los automovilistas mientan madres en Reforma...

Bueno, el huitlacoche me hace sentirme anchoooooooota de mis facciones indígenas y mi piel negra tiznada.

Qué le vamos a hacer.... mexicana sin cura ni remedio

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