diciembre 16, 2012

Preparando el ocio - Para ver

Aunque en las fastuosas oficinas de Özer, Inc. seguiremos trabajando a lo largo de las fiestas decembrinas, es indudable que el ritmo laboral se aletarga y como que se antoja acurrucarse en el sillón más cómodo de la casa, ponche caliente en mano, y descansar la neurona viendo algo divertido en la tele. Bueno, al menos a mí se me antoja. Siempre.

En casa somos fans de las siguientes series, las cuales se pueden conseguir en renta en Blockbuster, a la venta en el ubicuo MixUp, o ehem, ehem, por medios alternativos. No he checado Netflix, pero tal vez también estén ahí. Si les gustan estos temas, las grandes producciones televisivas garantizan horas de entretenimiento de alta calidad... y, lo mejor, sin cortes comerciales.

Claro que muchos y muchas de ustedes ya las conocen o incluso las siguen, pero para quienes no es así, los invito a verlas. Omito poner los links a los sitios web correspondientes a cada serie, para evitar spoilers que les agüiten la diversión, así que chéquenlos bajo su propio riesgo, mwhahaha.

Y otra advertencia: dosifiquen el número de capítulos que verán por sesión. En serio, son como las Sabritas, a que no pueden ver sólo uno. Y luego se acaba uno la temporada completa en dos días (been there, done that).

La de onda retro: Mad Men

Ohhh, sí. Favorita entre las favoritas, multicitada en este su blog de confianza, esta serie de producción impecable nos lleva al Nueva York de los sesenta y nos presenta una historia fascinante con personajes espléndidamente modelados y actuados. Los díalogos son contundentes, pero también las escenas reflexivas y hasta los silencios. Cada imagen dice algo, y las historias de cada capítulo están ligadas por elementos sutiles. Ya terminó su quinta temporada y según sé, sólo le queda una más. Si les gustan las historias complejas, esto es lo suyo.

Los hombres de Mad Men. No se dejen engañar por esos trajes tan bien planchaditos, todos son unas barracudas.

La de espadazos: Game of Thrones

Gente extremadamente sensible, absténgase. Esta es una serie para adultos en serio, tanto por el contenido de violencia explícita, como por la abundancia de desnudos femeninos y uno que otro masculino. La historia es sumamente interesante, la producción es enorme y detalladísima y las sorpresas abundan. Caballeros, truhanes, brujas, monstruos, reyes, y la brutal "diplomacia" de las cortes, retratados en un mundo que nos es cercano pero a la vez muy ajeno. Los villanos son de dar miedo y los héroes tienen muchos tonos de gris, nadie es completamente bueno ni completamente inocente. Nota: no se encariñen con ningún personaje, en serio.
Por acá la genial Lanezi nos platica en su blog sobre la serie de libros en la que se inspira la serie televisiva. Sólo van dos temporadas, viene la tercera en la primavera del 2013.

Peter Dinklage, un portento de actor que apenas rebasa el metro de altura. Y con un papel enorme y pivotal en la historia.

La más cerebral: In Treatment

Esta es una joya. Capítulos de no más de 30 minutos, en los que se recrean las sesiones de terapia de diversos pacientes con un psicoterapeuta excepcional... que también tiene sus claroscuros y sus demonios personales. Las actuaciones son impecables, incluso aterradoras en su realismo, sin necesidad de que haya ningún trazo de violencia. Son tres temporadas, pero la estructura misma de la serie (pensada para transmitirse de lunes a viernes, con un paciente por día) hace que sea variada y peligrosamente adictiva. Prácticamente hay un solo set, el consultorio del terapeuta, y a veces da la impresión de que algunos capítulos se filmaron en una sola toma continua. En verdad notable.

Gabriel Byrne, conmovedor. Ojo con la numeración de temporadas, he visto al menos 3 diferentes divisiones de capítulos, dependiendo si son DVDs para venta o para renta.

Así que si quieren evitar aglomeraciones y tensión, háganse de estos DVDs o rentas electrónicas, pidan una pizza y olvídense de los renos, los pesebres y el jojojó durante unas horas. Al fin que oscurece bien temprano, ya es kosher ponerse la pijama a las 7 pm.

diciembre 10, 2012

¡¡Aaaarrrraaaancaaaann!!

Apenas en uno o dos días más (dependiendo de cuándo estén leyendo esto) tendremos encima el mítico periodo de Guadalupe-Reyes. Ya no le digo puente, pues por lo que veo es cada vez menos la gente que realmente deja de trabajar completamente en esos días. Del 12 de diciembre al 6 de enero lo único que realmente se detiene casi por completo son los trámites de gobierno, de ahí en fuera, los mortales de esta tierra andamos como locos.

La mayoría de nosotros atravesamos el supuesto puente haciendo malabares entre el trabajo, los compromisos sociales, las tradicionales reuniones familiares y uno que otro imprevisto. Agreguen a esto la locura del tráfico (del cual ya ni las ciudades medianas o pequeñas se salvan) y el afán consumista que nos ataca en estas fechas (¡¡NECESITO llene el espacio con cualquier cosa URGENTEMENTE!!)... y tendremos una combinación letal, que se repite año con año, de forma infalible.

Volteo hacia la sala de mi casa y no, no se ve la Navidad por ningún lado. En algún momento saldrán las dos heróicas cajas de adornitos (heróicas porque han sobrevivido a mis ataques de desprendimiento y minimalismo de tres pesos) y pondré ambiente adecuado a las fechas... pero no hoy.

No sé cómo andarán ustedes, pero por lo que he visto y oído entre amigos y conocidos, muchos estamos hasta el tope de trabajo. Eso es muy bueno, claro que sí, pero sé de gente que de la nada la han mandado a viajes de negocios a (casi) el otro lado del mundo por estas fechas, otros que están cosechando justo ahora el fruto de meses de esfuerzos de venta que no parecían prosperar, y así una y otra vez. Paradójico que temporadas "secas" se contagien en varios sectores en apariencia inconexos, así como las bonanzas. Esperemos que el momentum siga para todos y que haya trabajo a pasto.

Pasemos pues la temporada lo mejor que podamos, y aquí nos leemos, pues este blog no cierra... bueno, no mucho.
Grumpy cat, el gato más refunfuñón de la web, tiene sus propias ideas al respecto de las Navidades

noviembre 18, 2012

Hasta la cocina 4 - Aires eslavos

Este fin de semana compartí una agradabilísima comida con mis vecinos y amigos: una pareja multicultural, pues ella es de madre rusa y padre mexicano, y él es un cubano avecindado en México desde hace bastantes años, pero con fuertes lazos con su país y su cultura. Fuimos a uno de los restaurantes favoritos de mi esposo y mío también, el Mazurka, especializado en comida polaca (su página está por acá).

Como toda la gastronomía de esa región europea, la comida polaca está basada en la carne de cerdo, la caza y las papas y otros tubérculos. Los hongos y las bayas también son parte integral de los platillos, y los aderezos de mostaza, vinagre y raíz picante (horseradish) acentúan los sabores fuertes y cálidos de una cocina de tradición varias veces centenaria. Y está la parte sentimental para nosotros: las cocinas de Polonia, Rusia, partes de Alemania y la antigua Checoslovaquia comparten sus bases, por lo que a mi esposo (de origen checo) le recuerdan los platillos de su niñez y las maravillas que cocina su mamá... y a mí simplemente me encanta TODA la buena comida.

Así nomás de entrada y para analizar la carta con calma le ofrecen a uno una copita de vodka polaco, el divino Zubrowka (pronúnciese zu-brov-ka, disponible en vinaterías y delicatessen del país) directamente del congelador, incluso la botella está incustada en un bloque de hielo. Llega rápidamente el entremés de la casa, una delgadísima crepa de papa cubierta con pasta de arenque ahumado, acompañada de una pequeña porción de rebanadas de pepino aderezadas con yogur y eneldo (ensalada fácil de recrear en casa). Así se puede uno sumergir en el análisis de la carta y la conversación con los amigos.

La carta es amplia y variada, desde los entremeses de ecos campiranos (cerdito por aquí y cerdito por allá), hasta la maravillosa sopa de hongos silvestres... y los rotundos platos fuertes que remiten a las glorias europeas. Incluso las guarniciones de papa, manzana, salsa de bayas silvestres y betabel rallado son una delicia por sí mismas. Hasta me quedé con las ganas de probar un plato de hongos silvestres con crema bechamel, pensado para vegetarianos. Los postres son sabrosos y lindos, pero siempre acabamos pidiendo una tradicional crepa rellena de queso crema de la casa, cubierta con salsa de moras. Y también hay vodkas con frutas para acompañar los postres... pero después de dos raciones de Zubrowka y una copa de tinto chileno (para honrar las otras raíces familiares) ya mi higadito pedía una tregua.

El lugar en sí es encantador, pues es una amplia casa de la Colonia Nápoles del  D.F., bien cuidada y recientemente remodelada. Noté que quitaron bastantes adornos típicos que estaban en las paredes, en favor de un estilo más moderno y funcional, pero eso no demerita la comodidad ni la calidez del lugar. El servicio es atento, experto y sumamente rápido, y me da gusto que en los años que llevo visitando este lugar (doce, para ser exactos) el maitre es el mismo caballero impecable de siempre. Y, detalle importante, las sillas con brazos son sumamente cómodas, algo que se agradece para disfrutar una larga sobremesa.

Como los platillos están muy bien servidos, salimos con itacate (itwacatky, en polaco) para la cena, así que el placer se prolongaría todavía más. Y eso me recuerda que tengo que hacerme de una botellita de Zubrowka para mantenerla en el refrigerador.

¡Na zdrowie en polaco, Nazdravy en checo, Nazdravia en ruso y Salud en español!

Hermosa Varsovia, en la lista de lugares a visitar (foto tomada de la web)

noviembre 11, 2012

Enseñando los chones

Y los brasieres, y los ligueros, y hasta las chamarritas con capucha. Eso es lo que hicieron las muy guapas modelos de la marca Victoria's Secret en el reciente desfile de "modas" para presentar las novedades del siguiente año... y pongo muuuy entrecomillado eso de "moda", porque ese desfile es, literalmente, un circo.

Admito que la marca no me gusta para nada. He visto a fondo sus catálogos impresos y en línea, he visitado varias de sus tiendas en los Estados Unidos, vamos, hasta he curioseado en sus mostradores de los "duty free" en los aeropuertos nacionales... y realmente encuentro sus productos muy chafas. Apantalladores sí, atractivos indiscutiblemente, pero la calidad de las prendas es bastante inferior a productos del mismo precio que se consiguen en cualquier tienda departamental de nuestro país. Claro, de entrada llaman mucho la atención las tanguitas en animal print con encaje en contraste, o las pijamas con aplicaciones de brillitos, pero revisando con cuidado la ropa podemos ver que la calidad es apenas regular.

Y los precios son paradójicos, porque aunque suelen ser accesibles para el mercado estadounidense, al trasladarlos a los monederos mexicanos ya no resultan tan convenientes. Por curiosidad entré al sitio de Victoria's Secret (aquí el link) y revisé los precios, para encontrar que, por ejemplo, si quisiera comprar un brasier mono pero práctico, en mi talla y con las características que me gustan, tendría que desembolsar $650.00 (pesos mexicanos) más impuestos de importación... y me consta que esos brasieres no aguantan lo que uno de marca nacional que me cuesta unos $450.00 pesitos. Esto más la espera para que llegue el paquete, o comprarlo (si lo encontrara en mi, ehem, generosa talla) en un duty free, o con algun sospechoso vendedor de "originales" en una carretita de centro comercial.

Pues los herederos del secreto de Victoria (un conglomerado multinacional que compró la marca a su creador hace muchos años) tuvieron su desfile anual y, para no fallar, nos deleitaron (es un decir) con imágenes como esta:

¿Venderán el trajecito completo, a manera de ropa térmica? ¿O sólo el bra tipo bola(s) disco?

O esta chulada:

Temo que a alguien le están pedaleando su bicicleta
Ya ni la burla perdonan. Entiendo que el desfile de Victoria's Secret es mero espectáculo y nada de moda, pero ni siquiera lucen las prendas íntimas que se supone que venden. Pensándolo bien, es una manera muy ad hoc de comenzar la locura de las compras navideñas... porque sí, para el mercado norteamericano, este ridículo desfile marca el inicio del consumismo de fin de año. ¿Quién se apunta para unas panties de lentejuelas?

Todas las fotos tomadas del magnífico sitio de Tom and Lorenzo. No dejen de visitarlo.

noviembre 06, 2012

Avisos parroquiales

Ando en el atareado estado que los nativos de Borneo llaman shingaloca, así que va un post balaceado (es decir, con puros bullets):
  • Los horarios extendidos y la cantidad de trabajo han dado al traste con mi alimentación y mi rutina (¡jajajaja!) de ejercicio, pero parece que el simple hecho de corretear el bolillo en la oficina me mantiene estable en el peso. No así en la salud de mi aparato digestivo, pero ya me estabilicé.
  • Mis proyectos personales de tejido están detenidos por el momento, pero he alcanzado a sacar un par de gorritos para el Tejetón 2012, para donarlos a niños con cáncer que asisten a diversas instituciones del país. Seguramente todos mis numerosísimos lectores ya saben de este esfuerzo, pero no dejen de visitar la página de Facebook del Tejetón, donde está toda la información para colaborar.
  • El mes pasado hice corajes en las tiendas por el afán de vendernos Pan de Muerto antes siquiera de que llegaran las Fiestas Patrias, ahora hago corajes porque ya hay música navideña por todos lados y yo todavía no digiero mi pancito de difuntos (que estaba muy bueno, por cierto).
  • El santo patrono de mi barrio es San Lucas, y este año la fiesta fue grande en serio, pues los amados vecinitos se la pasaron tirando cuetes TODO el mes de Octubre. Los 3 días de la fiesta fue una cosa fatal. Quienes estamos en contra de la pirotecnia ya nos estamos organizando para quejarnos ante la delegación, pues esto de los cuetes se está incrementando cada año.
  • Y nomás porque sí, y porque no tengo tiempo de buscar la acostumbrada foto de iglesia que suelo poner en estos posts, les dejo esta imagen del "papel" picado (es más bien plástico) con el que decoraron hace tiempo algunas calles de mi barrio, para ooootra fiesta religiosa. Encuentre usted las faltas ortográficas, que hasta la virgencita debe haberles reprobado a los organizadores del festejo:

¡Nos vemos y nos leemos cuando podamos!

octubre 28, 2012

"Bond, James..." cállate y traeme un martini


Oh, no. En realidad no me atrevería a callar a Mr. Bond, sólo le pediría el martini. Lo bueno es que en su más reciente encarnación es hombre de pocas palabras. Muy pocas palabras pero mucha acción.

No soy de la onda clásica de "para mí el único Bond es Sean Connery", pues realmente le agarré gusto a las películas del espía par excelence con el muy elegante y simpático Pierce Brosnan... ah, pero don Daniel Craig tiene lo suyo, sí señor. Y yo ya lo ví en persona, lo ví con-estos-ojos-que-no-se-han-de-comer-los-gusanos-porque-soy-donadora-de-córneas y doy fe que está tan guapo y seriesote como aparece en las pantallas. Yum.

¿Machistas? Sí. ¿Violentas? Ajá. ¿Propagandistas? Totalmente. Pero ante todo, una película de James Bond es un entretenimiento de primera, un escape, un sueño en el que a nuestro espía favorito siempre le queda bien el smoking, aunque lo haya robado de un tipo casi al azar.

Así que estaré en el cine tan pronto como se estrene la nueva entrega (2 de noviembre en México), pero mientras tanto los dejo con el tema de la película, cantado por la divina Adele. Muy sexy, muy sixties, muy Bond y muy a tono con estos tiempos apocalípticos.

"Let the sky fall, when it crumbles, we will stand tall and face it all, together."

El martini con dos aceitunas, por favor.




octubre 07, 2012

Cuentas recicladas

Me encanta la joyería. En general, me encanta todo lo que brille, así que las múltiples cajas y contenedores que me sirven de joyeros están llenos de cositas que, en su gran mayoría, no uso. Y si a eso aumentamos mi reciente afición por coleccionar joyería vintage... la cosa ya se está poniendo problemática.

Vamos, no hablo de cantidades alarmantes, pero definitivamente tengo bastantes cositas, y aquellas que efectivamente uso tarde o temprano sufren alguna descompostura. Además, frecuentemente meto la pata al comprar antigüedades, así que al llegar a casa me encuentro conque el broche está defectuoso, o la pulsera me queda justa, o cualquier cosilla de esas.

Así que entre la afición, la curiosidad y la necesidad, desde hace años he extado experimentando con la joyería, específicamente con las cuentas de cristal y otras cositas. Hasta la fecha no paso de ensartar cuentas de manera lineal y medio ajustar los broches adecuados para el caso, pero me agrada esta labor. Y como tengo manitas de estómago, frecuentemente reviento los hilos de mis collares o pulseras, así que trabajo no me falta.

Después de meses de dejar los hilos y las pinzas guardados, he tenido algunas tardes más relajadas en el trabajo y la casa y las aproveché para retomar el gusto y reparar/reciclar/enchular algunas cositas que tenía por ahí.


Este collar de cuentas moradas de cristal checo (¡lo compre en Praga!) tenía el hilo roto, así que lo reengarcé y agregué cristales transparentes y un nuevo broche de plata.



El collar largo de perlas de fantasía era de mi mamá, y ambas lo usamos mucho. El broche acabó por romperse del todo, pero las cuentas estaban muy bien ensartadas, con nudos entre cada una. Le pegué cuentas de cristal tornasolado en los extremos (con vil acrílico) y lo uso así, como un lazo.
Las pulseras tienen perlas de río y cristales, todo reciclado de otras piezas.


Ahh, una de las metidas de pata. Este collar de tremendos cristales rómpeme-la-retina lo compré en las antigüedades... y no me dí cuenta de que no tenía broche. Claro que por $20 pesitos no se podía esperar mucho, ¿verdad? Simplemente le cosí un nuevo broche dorado.

Y así, poco a poco, renuevo mis abalorios con (casi) las mismas cuentas de siempre, simplemente reorganizadas. Ahora necesito una lupa con luz integrada, porque después de varias horas de ensartar cristalitos, los ojos resienten el esfuerzo.

¡Buena y fructífera semana para todos!

septiembre 30, 2012

Sacando el cobre

En los ya muy lejanos años 90 tenía algunos compañeros de trabajo que se trataban entre ellos de "güey". Oye güey... que pasó güey... y todos los etcéteras del caso. Esto puede sonar muy normal ya bien avanzado el siglo XXI, pero en esa época y en un entorno de moderna-pero-fresita-oficina-de-la-iniciativa-privada era ligeramente escandaloso... sobre todo cuando, con todo respeto (creo) hacían extensivo el apelativo a algunas mujeres trabajadoras de esa empresa. Yo me resistía hasta el ridículo a ser llamada "güey", aunque fuera de cariño, y tuve bastante éxito en evitarlo durante años.

Claro, hoy medio mundo se trata de "güey" (o wey): hombres con hombres, mujeres con mujeres y en grupos mixtos de todas las edades. Vaya, hasta hay una cadena de tiendas que se llama ¡Ay Güey! (su sitio web tiene una onda neo-folclórica muy divertida) y nadie se sonroja. Uyy, pero en esa época yo ni me atrevía a proferir semejante insulto, ya no digan otras palabras altisonantes. No, no, no. Yo era una joven culta y decente, que no necesitaba usar tales improperios para expresarse. Sí, cómo no...

Pero el tiempo pasa, las personas cambian, las costumbres se relajan (en el mejor de los sentidos) y ahora suelto floridas palabrotas sin el menor rubor, aunque sólo en ambientes de confianza. En español e inglés, claro que sí. Y casi a toda hora cuando estoy a solas o en mi dulce hogar, con mi maridito que es igual de carretonero que yo (sorry honey!). Sigo sin tratar de weyes a mis amigos y amigas, porque simplemente no se me da, pero ya no me molesta como antes si ellos deciden llamarme así... lo cual me lleva al tema real de este post.

Ahora, con este desparpajo arduamente adquirido, puedo confesar un placer culposo. Desde hace meses escucho un podcast semanal sobre cine y cultura pop, conducido por un par de malhablados a los que encuentro súper divertidos. Además de las noticias cinematográficas tocan temas del momento y/o simples comentarios acerca de sus vidas, pero lo hacen con gran sentido del humor... y grandes dosis de groserías. Admito que me resultaba difícil recomendar este podcast (¡qué iban a pensar de mí, ay Diosito!)... pero qué shingaos, estamos en confianza ¿verdad?

ADVERTENCIA: En serio, son retemalhablados los conductores. Y no tienen pelos en la lengua para mostrar su, ehem, admiración por las chicas guapas. Y a veces tienen un humor muuuy negro. Advertidos quedan.

Con ustedes, ¡Finísimos Filmes! 
(denle clic en el nombre anterior para ir al sitio desde donde se puede escuchar o bajar el podcast, en la parte inferior hay una pequeña barra de reproducción con la que se puede escuchar en línea).

septiembre 23, 2012

Zapatilla de cristal

Nah, mejor de piel. Sintética. De tacón gruesesito. Y con una discreta plataforma. Justo así había visualizado unos zapatitos que me resultaban necesarios para completar mi clóset (que por muchos motivos tiene que ser compacto y funcional), así que dediqué un par de fines de semana a buscarlos. Arrgh, siempre me pasa que cuando busco algo específico me cuesta mucho trabajo encontrarlo, y en cambio tooodo lo demás me gusta, es decir, se me antojan todas las cosas que NO necesito. Vieran cuánta bolsa bonita hay... pero no, con disciplina espartana (ajá) me abstuve de sacar la tarjeta ante tanta tenación.

Pues como estaba decidida a salir de mi zona de confort (literal), me limité a buscar zapatos con algo de tacón, cosa que no había hecho en años. La experiencia fue entre divertida y frustrante, pues la oferta de zapatos está de lo más extravagante últimamente. He aquí algunos ejemplos de los modelitos que me probé (modelos y colores meramente ilustrativos, todo tomado de la Web):
Mis piecitos dijeron Aaaayyyyy nononono!! con esos papos.

Modelo muy engañoso, se sienten horrribles al ponérselos. Bueno, yo sentí horrible.

Vamos, esto no es un zapato, es una pieza arquitectónica.


Okey, ya nos vamos entendiendo, pero el tacón aún es muy delgadito para mí

¡¡Jajajajaja!! No pude ni dar un paso con unos parecidos a estos. Ni un paso.

¡¡Tubooo, tubooo, tubooo!!


Lindos, pero con la maldición de la pata ancha, nunca encontré unos "peep toes" que me quedaran bien.
En fin, tras recorrer cuanta zapatería encontré en dos populares centros comerciales de mi ciudad, incluidas las tiendas departamentales, por fin encontré algo que me acomodó:

La decisión final. Buen tacón, bastante cómodos... pero aún así son un reto para mí.
Cada vez que me enfrento a estas búsquedas acabo cansada y decidida a ponerme de nuevo los poquísimos (dos) pares de zapatos de tacón que tengo, pues tantos años de vestirme como me da la gana me han atrofiado terriblemente las habilidades para la caminata elegante y el lucimiento del piernón. Digo, ¿por qué he de segir privando a la humanidad del placer de ver mi portentosa figura encaramada en los zapatos de moda? ¿No es acaso un deber cívico el hacer más bella mi ciudad? *Creo que ya estoy desvariando*
 
Que quede asentado en actas que hoy hice algo del quehacer doméstico en tacones, como parte de mi rehabilitación. Y no dí ningún traspié. Eso sí, pobres de mis vecinos de abajo. Clac, clac, clac.

septiembre 16, 2012

Fotos como las de antes

Hoy en día, prácticamente todos traemos una cámara en el bolsillo, en forma de un teléfono celular o smartphone. Paradójicamente, a la vez que las tradicionales empresas quiebran (remember Kodak?), la fotografía amateur está teniendo un gran resurgimiento con estos aparatitos, que a estas alturas para lo que menos se usan es para hablar por teléfono.

Y a la par del avance de las cámaras integradas a los teléfonos, las aplicaciones para manejo y distribución de las fotos se han multiplicado, con el famoso Instagram a la cabeza. Ahora todos podemos tener fotos estilo vintage con ondita, literalmente en la punta de los dedos. Y digo tener, que no tomar, pues estas apps se encargan de aplicar filtros preestablecidos a nuestras fotitos de todos los días... y ¡voilá!, nos convertimos instantáneamente el artistas de la lente. De repente nos vemos lozanos, artísticos y bien hipstercitos, casi sin esfuerzo. Ah, y claro, con estilo antiguo, pues eso es lo de hoy.

Ahhh, pero estamos también los reacios, quienes llegamos con retraso a los avances tecnológicos y nos aferramos a las formas del ayer. Ya tengo algunos años con mi cámara digital, pero tardé bastante en hacer el cambio desde mi amada réflex Olympus, pesada como ella sola, pero confiable y robusta. Ahora amo mi Fuji de modestos 7.1 megapixeles (cualquier teléfono trae eso y más de capacidad), pero ha sido un enamoramiento paulatino. Y no, nomás no me hallo tomando fotos con el smartphone, y menos manipulándolas en el mismo aparatito. Nah, Instagram no es para mí, pues está orientado precisamente a eso: clic con el teléfono, clic para ponerle un filtro a la foto y clic para subir  a la red social del momento.

Para cuestiones básicas como recortar y hacer correciones ligeras uso el Microsoft Picture Manager de Office (soy chica PC, no se enojen), pero quería algo más... artístico. Y buscando, buscando (ni tanto, dí con el dato con googlear "editor de fotos"), encontré PhotoScape, un editor confiable, razonablemente fácil de usar... y con descarga gratuita. Aún estoy experimentando con él, pero me agrada tenerlo en la compu y poder manipular fotos. He aquí algunos de mis experimentos (foto original tomada por su bloguera de confianza):

La foto original
 
Mejorando el contraste y contraluz

Intensificando el color y girando la imagen

Filtros y viñetas para una apariencia vintage

Sepia y contraste, ahora sí estilo antiguo en serio
Claro, no es tan fácil como en Instagram, pues hay que jugar con varios efectos para obtener el resultado deseado, pero al menos yo encuentro esto mucho más divertido y personal. Esto es apenas una muestra, pues las opciones son realmente muy amplias.

Así que ahora lo único que necesito es tiempo, tiempo y más tiempo. Y salir con mi cámara más a menudo, claro que sí.

agosto 30, 2012

No se metan con mis thetas

...Con mis ondas cerebrales Theta, quiero decir. En realidad, debería ser "no se metan con mis ondas Alfa", pero como que no tiene el mismo ponch. Las ondas Alfa se producen en  el cerebro durante la relajación, cuando tenemos los ojos cerrados, así que son parte de las características del estado de meditación. Y apenas ayer tuve una curiosa experiencia con esas ondas .


Estaba doña Özer echándole un vistazo a Facebook, cuando vio por tercera o cuarta vez un anuncio en la columna izquierda, donde insistentemente se promociona la "música para meditar". En mi ya largo tiempo de estudiar budismo (aunque sigo siendo una principiante de cabeza dura) mis maestros han sido muy claros e insistentes en la diferencia entre la relajación y la meditación... y no, escuchar música NO ayuda a meditar, es simplemente un instrumento de relajación, que tiene su mérito, pero definitivamente no es meditación propiamente dicha. La meditación tiene muchas facetas, pero en general es fácil confundir el sentarse, cerrar los ojos (o no) y observarse atentamente a sí mismo (lo que nunca, nunca implica "poner la mente en blanco") con relajarse y divagar, que a fin de cuentas es lo que acaban siendo muchas técnicas distribuidas comercialmente.

Pero de todas maneras me llamó la atención el anuncio, le dí clic y revisando la página rápidamente llegué al lugar donde se puede escuchar una muestra de la dichosa música, la cual venden en paquetes de descargas electrónicas, y parece que está medio cara. Según quienes la producen, la música está especialmente calibrada de acuerdo a la frecuencia de las ondas cerebrales, para facilitar el acceso a estados de meditación aún en personas que no la practican o que les cuesta mucho trabajo relajarse y/o meditar. Según ellos, es infalible y segura. No, no voy a incluir el link aquí, porque me niego a hacerle propaganda a este método que se vende como lo que no es. El caso es que seguí las instrucciones: me puse los audífonos, le dí clic al botón de Play, cerré los ojos y procedí a escuchar... y a temblar, literalmente.

La música es del tipo New Age de spa, agradable pero nada del otro mundo. El sonido es muy fiel, e incluso se escucha una respiración humana, supongo que funciona para sincronizar la propia respiración y ayuda a relajarse, aunque yo la oía un poco demasiado fuerte para eso. Pero los efectos de la musiquita no me gustaron nada. Apenas dos o tres segundos después de iniciarla, mis párpados cerrados empezaron a tener tics nerviosos, totalmente involuntarios. Incluso el párpado izquierdo se me levantó un poco, como abriendo el ojo, pero yo no lo estaba controlando. Además, sentía algo rarísimo en los pómulos, como si tuviera los senos paranasales congestionados. Okey, don't panic, es solo música. Aguanté un poco más pero no llegué a escuchar ni a la mitad de la muestra de sonido. Abrí los ojos, apagué el sonido... y me tardé un buen rato en recuperarme, como media hora, de hecho. Me sentía francamente rara, como angustiada, necesitada de aire fresco y sacada de onda, además de esa sensación de congestión en la cara... todo, TODO lo que no espera uno sentir al estar ni medianamente relajado. ¿Música para meditar? No para mí, muchas gracias.

Hace años compré un cassette (uuhhh, ¿conocen ustedes los cassettes?) con música que contenía mensajes subliminales para incrementar el orden y la productividad personal. Estaban producidos por una editorial de libros de autoayuda, ya saben. En ese caso también la instrucción era escucharlos con audífonos, pero si lo hacía así alcanzaba a oír las voces que recitaban los mensajes, aunque no distinguía las palabras. Supuestamente, el sonido estaba diseñado para no escuchar los mensajes conscientemente. Al poner la música en los altavoces yo no escuchaba la voz, pero hacerlo con audífonos era muy incómodo, casi perturbador. No me causó ningún mal efecto, pero simplemente no me servía para nada. Sobra decir que el cassette se fue a la basura muy pronto. ¿Será que soy hipersensible a este tipo de cosas?

En los periódicos y en Internet he visto artículos sobre las nuevas drogas auditivas: archivos que se descargan de sitios web y prometen experiencias similares al consumo de drogas convencionales, pero sin (aparentemente) los efectos colaterales. Aquí un artículo de El Universal al respecto y su correspondiente video. ¿Sin efectos colaterales? Ajá. Pero muchos jóvenes y no tan jóvenes se la creen. El sonido puede ser un arma que va directo al cerebro, y en gente sensible, como seguramente es mi caso, claro que hay efectos, aún con música o sonidos supuestamente benignos. Ya lo sufrí en carne propia, apenas unos segundos de pretendida "música para meditar" me dejaron 30 minutos de una muy fea incomodidad. La verdad, me asusté.

No, no, no. No vuelvo a meterme con mis ondas cerebrales, que así como están al natural ya me dan suficientes problemas.

agosto 26, 2012

Bad Boys

Todos los humanos que compartimos nuestra vida con gatos y/o perros tenemos historias de horror y destrucción (travesuras, pues), estas son apenas algunas de las mías:

- Mi primera perrita, una adorable Basset Hound llamada Lady, tiró un árbol de navidad y se comió todas las esferas. Tenía apenas unos 6 meses de edad. No le pasó absolutamente nada, y ni siquiera pudimos hacer que vomitara para evitar que los pedazos de esferas pasaran a su intestino. Eso sí, al otro día sus caquitas parecían cubiertas de diamantina. How nice.

- Los perrotes con quienes compartimos nuestra vida suburbana en Cuernavaca, los famosos Jack y Asta (tremendos ejemplares de Pastor Alemán), se dedicaron a mordisquear las defensas y salpicaderas de nuestro auto. Acabamos por mandar hacer una reja metálica alrededor del auto para que no lo alcanzara cuando estaba en el garage de la casa, y parecía que el auto tenía su "corralito". Hasta la fecha las mordidotas están ahí, pues la repintada sale carísima.

- Nuestros gatos, Boris y Katy, tenían a bien llevar a la casa ratones y lagartijas, vivos y muertos. Sí, ya sé que es un detallazo eso de que los felinos compartan con uno sus presas... pero eso de quitarle al gato una tremenda lagartija multicolor de casi 30 cm de longitud (parecía pariente del dragón de Komodo), bien viva pero paralizada por el terror (tanto la lagartija como yo), no es nada agradable.

Pues ya hay un lugar en Internet donde podemos poner en evidencia a estos pequeños truhanes. El sitio Dog Shaming está totalmente dedicado a la publicación de fotos de estos trasgresores, acompañadas de notas explicatorias de sus fechorías. Sí, sí, ya sé que lo que consideramos "mal comportamiento" de nuestras mascotas es parte una actitud normal de un felino o canino, parte ansiedad y parte aburrimiento, así que en buena medida los humanos somos los culpables de estos hechos... pero no deja de causar risa y asombro lo que otros humanos le tienen que aguantar a sus compañeritos cuadrúpedos, sobre todo cuando sabemos que, a pesar de prodigarles cuidados, juguetes, atención y buena alimentación, dogs will be dogs. Y peor con los gatos, esos simplemente son indomesticables. Tiernos sí, pero siempre algo salvajes.

Desde el clásico cuento del perro que roba la comida de los humanos...

"Cuando mis papás no me estaban observando, me comí 2 barras de mantequilla, medio pastel y una charola completa de bollos, ¡pero no me enfermé!"
...delincuencia organizada...
"Hago pupú en las recámaras a oscuras... y yo me como la evidencia"
 ... acoso sexual en versión perruna...

"Me gusta 'arrimarme' a este gato"
...malas acciones con ecos literarios...

"Matamos a un ruiseñor"
...fenómenos rarísimos, pero no menos irritantes...

"Sacudo mis orejas a las 4 de la mañana y despierto a todo el mundo"
...y hasta miradas perturbadoras...
"Me gusta observar"
...la lista de culpas y culpables es interminable y se incrementa día a día con las aportaciones de los sufridos humanos.
Así que la próxima vez que su perrito o gatito pretenda hacer alguna travesura, advíertanle que lo van a poner en evidencia en la web. De todas maneras lo va a hacer, pero por lo menos le va a causar gracia a alguien en el ciberespacio.

Todas las fotos tomadas de dog-shaming.com


agosto 19, 2012

Ooops, creo que la regué

¿Cuántas veces he dicho eso ante mis intentos de ser crafty?
A lo largo de varios (bastantitos) años he intentado cocinar, hornear pasteles y galletitas, preparar conservas, coser, tejer (jejeje), pintar en vidrio, hacer joyería con cuentas, hacer velas (¡jajajaja!)... y algunas otras disciplinas que no recuerdo, pero que  seguramente tuvieron un final apresurado.

Digamos que en las artes culinarias me defiendo, mas no sobresalgo. En cuanto a la costura, nah, simplemente no se me da. La pintura en vidrio nomás no me atrapó, lo de las velas fue un rotundo y flamígero fracaso (nadie resultó herido, afortunadamente)... por lo menos el tema de la joyería lo retomo por temporadas (aunque no paso de los collares y pulseritas) y el tejido sí pegó *inserte sonrisota aquí*.

Aparte de una congénita falta de habilidad manual, padezco el síndrome de la Intrépida Improvisación: ¿La receta pide algo que no tengo en la alacena? ¡A improvisar con lo que sí tengo! ¿Se tiene que usar alambre para el broche de la pulserita? Mhhh, veamos que tengo entre la pedacería que no uso. ¿Agujas de 3 mm? Juajua, 4.5 mm mínimo, y que se aguanten. Los resultados a veces son los esperados y a veces no. Alguna vez hice unas estupendas galletas de avena y naranja modificando una receta hasta el punto de que quedó irreconocible, pero los resultados fueron muy buenos. Pero ese fue un garbanzo de a libra, en general mis modificaciones apenas salen a flote, cuando no naufragan del todo.

Y aquí entra en escena el popular sitio Pinterest, que los mismos administradores describen como:
...un tablero virtual que te permite organizar y compartir las cosas bellas e interesantes que encuentras en Internet. Puedes usar tableros para planear tu boda, decorar tu casa, organizar tus recetas favoritas, y mucho más: hay infinitas posibilidades.
Recetas de cocina, consejos de decoración y uno que otro galán para alegrar el día

Una importante porción de Pinterest está ocupada por los proyectos de manualidades, decoración, artes textiles y belleza. Todas aquellas cosas que nos morimos de ganas de hacer, desde fabricarnos increíbles tops sin costuras con las camisetas olvidadas en el cajón, hasta pintarnos las uñas de maneras sorprendentes, están ahí, tentándonos día a día. Pero claro, a veces tenemos los materiales y a veces no, o no tenemos el tiempo disponible para un proyecto largo, o simplemente no tenemos la capacidad de aventurarnos a ciertas cosas (digamos, por ejemplo, que la electricidad, los sopletes y las herramientas punzocortantes no son santos de mi devoción).
Pero entra ahí la Intrépida Improvisación y al grito de ¡claro que puedo hacerlo! nos lanzamos a la aventura artesanal... con resultados variables.

De hecho, hay varios sitios dedicados a detallar de manera harto humorística los descalabros de quienes se animan a hacer sus proyectos favoritos, y ya sea que sigan las instrucciones al pie de la letra o que improvisen al paso, los resultados pueden estar muuuy lejos de lo que las encantadoras fotos de Pinterest nos habían prometido. Uno de estos sitios es Pinstrosity (todo en inglés), donde me encontré con esta joya. Aquí la foto que apareció en Pinterest para detallar el proceso de decoloración de unos jeans usando cloro:


Y aquí el resultado que publica en Pinstrosity una Intrépida Improvisadora que no tenía los materiales correctos a la mano y que de todas maneras trató de seguir las instrucciones:


Peligroso, ¿no es así? Pero también divertido (torcidamente divertido, creo). El común denominador en los (excelentes) análisis de Pinstrosity es que, a) debemos seguir las instrucciones originales con exactitud y, b) conviene buscar más fuentes de información y comentarios antes de embarcarnos en un proyecto complicado, ya que a veces los tutoriales fotográficos no están completos.
Pero claro, aún estas historias no nos va a detener, ¿verdad? Creo que tengo unas camisetas viejas por ahí, déjenme ir a checar.

agosto 05, 2012

Una noche en la ópera

Una de estas tardes la lluvia habitual se convirtió en tormenta, con rayos y todo. Dos rayos casi consecutivos cayeron muuuy cerca de la batioficina y ¡pum!, apagón inmediato. La lluvia pasó pronto, pero la energía no regresó ni se veía para cuando podría regresar, así que una vez que las baterías de respaldo se agotaron y ya no había nada más que hacer en cuanto al trabajo, mi jefe/consorte me preguntó "¿quieres ir al cine?" y por supuesto la respuesta fue un rotundo ¡SÍ!

Llegamos a los cines en hora pico, con sorprendentes aglomeraciones dado que era un martes (¿o lunes?), pero en época de vacaciones y con los estrenos de verano a tope creo que es lo normal. En fin, me resigné a hacer una laaarga cola en las taquillas de las salas "normales" mientras mi esposo corría a ver las opciones en las salas VIP (ay sí chulis). Regresó al poco rato ondeando los boletos y me apuró a entrar en la sala que nos correspondía, apenas unos 5 minutos antes de que empezara la película Ana Bolena. Ahhh, yo no sabía que había tal película en cartelera... y cuál no sería mi sorpresa que al ver el cartel en la entrada de la sala resulta que era ¡una ópera!
¿A la ópera, dices? Deja me arreglo un poco... (Fotografía de Cecil Beaton, 1948)
Desde hace algún tiempo el Auditorio Nacional de la Cd. de México transmite en directo y con tecnología HD las funciones de la temporada del Metropolitan Opera House de Nueva York. Aquí pueden ver la cartelera para la temporada 2012-2013. Pues resulta que, al parecer, una vez terminada la temporada van a poner esas mismas óperas en el cine, en este caso fue una sala de la cadena Cinépolis. La verdad, la experiencia fue espléndida, pues en la sala VIP puede uno pedir comida y bebidas a la carta, con servicio de meseros, y las butacas tipo sillón reclinable son una delicia, una gran ventaja al asistir a una función de más de 3 horas corridas. Si bien la sala no estaba totalmente llena, la cantidad de gente era muy respetable y apenas la primera fila de butacas quedó vacía.

Tal vez a los puristas no les cuadre esto de ver la ópera filmada, pero creo que es una excelente manera de acercarse al gran público. Por supuesto que yo sueño con el día en que pueda ir a una función de gala en un gran teatro, luciendo un vestido largo y guantes arriba de los codos (opera gloves, of course), pero ya llegará ese momento. Por ahora, los jeans decentes y una pashmina para protegerme del aire acondicionado estarán perfectamente acordes con el ambiente de los cines en el centro comercial más cercano. 

La función fue excelente, sin anuncios ni cortos al inicio, ni intermedio entre los actos. Eso sí, son como 3 horas de música y canto, pero la verdad el tiempo vuela al sumergirse en la historia, trágica en el caso de esta ópera en particular, pero soberbiamente actuada, cantada y ambientada. Además, con la ventaja de estar subtitulada, la ópera se hace accesible y puede uno seguir la trama sin problemas. La imagen es perfecta, el sonido hace justicia a la belleza de la música y toda la puesta en escena está pensada para filmarse y transmitirse con una fidelidad extrema. Cada detalle del vestuario y maquillaje está cuidado al máximo... y qué les puedo decir, mejor vean una muestra de uno de los momentos más dramáticos, cuando el rey Enrique VIII acusa a Ana Bolena de haber cometido adulterio:

La cantante rusa Ana Netrebko es un portento. Hermosa, tremenda y con un rango vocal enorme, llena el escenario e interpreta impecablemente este papel que, según ella misma dice, es uno de los más demandantes para las cantantes. Los caballeros hacen también lo suyo con gran virtuosismo y, en general, siento que las voces e interpretaciones de todos son frescas y modernas. Bueno, qué voy a decir yo, si lo poquito que he escuchado de ópera ha sido gracias a la popularidad de aquellos Tres Tenores en los 80's y 90's del siglo pasado (uuhhhh...) y algunos cd's de conciertos especiales que andaban rodando por la casa en ese entonces. Pero gracias a esta nueva forma de ver ópera ya me volví fan, así que estaré checando las carteleras para ver más obras... desde la comodidad de una butaca acolchadita y con sushi al alcance de la mano.

julio 29, 2012

Oso olímpico 2 - Los uniformes

Esto va a estar larguito, permítanme desahogarme...

La comidilla nacional después de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos fue, para algunos, el abigarrado conjunto de uniformes con los que se presentaron los deportistas mexicanos. Resulta que fueron obra de Armando Mafud, reconocido diseñador de origen oaxaqueño, con una larga trayectora nacional e internacional.

Anotación personal: el estilo del caballero nunca ha sido de mi predilección, pues aunque puede presentarnos prendas bastante elegantes (aunque nunca mesuradas) como esta:



...su sello personal es, consistentemente, este:

A lo que voy es que el Sr. Mafud tiende a trasladar a sus diseños imágenes "muy mexicanas", pero sin el proceso de digestión necesario para que lo folclórico se convierta en un detalle inesperado y elegante. Aunque estaba familiarizada con su trabajo, estuve haciendo búsquedas para obtener las imágenes que presento aquí y me resulta sorprendente cómo, en una sola colección, va desde (pocos) trajes y vestidos con meros toques mexicanos bien aplicados, a (muchas) prendas que rayan en el mexican curios.

Y llegamos al espinoso caso de la delegación mexicana. Cuando ví esta imagen, lo único que pude decir fue ¡¡¿QUÉÉÉ?!!



Y que van diciendo los narradores de la transmisión televisiva que el diseñador de los uniformes era Armando Mafud... ahhh, ahora entiendo. Pero sí, el espectáculo me pareció frustrante. Mi opinión, únicamente. Bueno, compartida a todo lo largo y ancho de la blogósfera, twittósfera, feisbucósfera y demás esferas cibernéticas.

Al día siguiente, ví un artículo en el periódico en donde aparecían los supuestos uniformes, portados por modelos profesionales (la galería completa está aquí):



Note usted las diferencias. Para empezar, nadie les dijo a los deportistas varones que los puños iban vueltos hacia arriba (detalle por lo demás demasiado casual para la ocasión), así que a todos les quedaron largas las mangas. Tampoco les dijeron a las chicas que la onda era con botas altas (¿en el verano europeo?), sino que unas llevaban botines cortos y otras tenis.

En lo personal, me pareció bastante... ehem... facilón el recurso de ponerles a las chicas pantalones y pullovers de cuello de tortuga, todo en negro, con un quexquemetl o poncho muy colorido encima. Y ya. No veo la relación con el deporte, pero sí un énfasis chocante en meter a-producto-de-gallina Los Diseños Tradicionales Mexicanos, TODOS al mismo tiempo. Dibujos oaxaqueños, bordados de la costa del pacífico, sarapes, listones, talavera... Como un plato combinado de mole, tacos de cochinita y mangos al tequila. Es efecto fue llamativo, sí, pero también desconcertante.

No, no me gustó nada el asunto. No, ni siquiera puedo justificar la intención de "mostrar al mundo el trabajo de nuestros artesanos". Hay maneras, caray.

Porque, corríjanme si me equivoco, pero un quexquemetl con motivos de sarape, bordes de peluche (¡peluche!) en tonos neón y brillitos NO ES DE DIOS.
Hasta el muy colorido Jorge "rómpeme la retina" Campos se asustó.


Todas las fotos tomadas de la web. La bilis es toda mía.

julio 22, 2012

Señoritas enanas

Ohhh... realmente tengo que dejar de meterme en lo que no me incumbe.

Hace unas semanas me llamó la atención uno de esos anuncios que aparecen en la columna derecha del Facebook, en el que promocionaban un curso de verano llamado algo así como "Estilo para niñas". Lo ofrecía una empresa en la Ciudad de México que da cursos de modelaje y esas cosas, y el curso estaba dirigido a niñas de 7 a 11 años. Estilo. Para niñas.

Por curiosidad abrí su página y me llamó la atención que algunas personas dejaron comentarios críticos al respecto de ese curso... y me uní a las críticas. ¿En verdad queremos que las niñas empiecen a preocuparse por el "estilo" desde esas tempranas edades? ¿Para qué, digo yo? ¿Para fomentarles el consumismo desde chiquitas? O como decía otra persona, ¿por qué hacer de las pequeñas unas señoritas enanas? Y claro, también dejé un comentario al respecto, agregando lo inapropiado que me pareció el que ilustraran uno de sus anuncios con esta imagen:



No, no es una pose provocativa ni peligrosa para la niña en cuestión, pero la foto me parece dolorosa porque veo a una niña que no solo trata de verse "como gente grande", sino que se siente gente grande. Su expresión imita a las modelos que vemos en muchos anuncios, bellas pero no felices. Su cabello está cuidadosamente arreglado y hasta me parece que podría estar aumentado con extensiones. La ropa que lleva es discreta, sí, pero inadecuada para una niña, ¿o no?

Los administradores del sitio me contestaron muy amablemente diciendo que simplemente era una imagen ilustrativa, y procedieron a detallar el cuidado con el que han armado el curso y los apoyos de psicólogos y nutriólogos con los que cuentan. Afirman que no se impulsa el consumismo en las niñas, sino la creatividad para hacer sus propios accesorios y para encontrar su propio estilo. Les creo, pero la iniciativa me sigue pareciendo un tanto exagerada.

Admito que yo soy una fiel seguidora de la moda... aunque sea de lejecitos. La admiro, aunque no la practico, y me encanta aprender sobre combinaciones, tendencias, materiales, etc., siempre con un toque de humor y no tomándome muy en serio, ni a mis propios trapitos ni lo que veo en las tiendas. Esta afición la empecé, en efecto, de niña, a eso de los 11 o 12 años, cuando coleccionaba los catálogos de Vanity o Marsel que regalaban en las tiendas (Ahh, aquellos catálogos de Vanity eran espectaculares: grandes locaciones o ingeniosas tomas de estudio, buenos fotógrafos, modelos bastante avant-garde para el caso, execlente diseño en general...) Pero nunca nadie, ni en mi familia ni en la escuela, me fomentó el buscar un "estilo", más allá de traer el uniforme escolar limpiecito y las calcetas bien estiradas (en ambos casos yo era un desastre). ¿Estilo? Vamos, hay tiempo para eso. A mis cuarenta y varios años, todavía estoy aprendiendo y experimentando, con resultados discutibles en muchos casos... ¡pero cómo me divierto!

Así que, ¿qué dicen ustedes? ¿Niñas con estilo o niñas simplemente niñas?

julio 15, 2012

Lapsus freudiano

Este fin de semana vi una muy buena película, Un Método Peligroso (A Dangerous Method) dirigida por David Cronenberg. El tema en sí es fascinante: la relación entre Carl Jung y Sigmund Freud, el origen de su rompimiento, y la relación de Jung con dos de sus pacientes... especialmente con una paciente muy interesante. Y si eso no fuera suficiente, ver a Viggo Mortensen y a Michael Fassbender siempre es estimulante, aún cuando están caracterizados como serios psiquiatras de principios del siglo XX. Para los caballeros, tenemos a Keira Knightley, flaquita como siempre, pero tiene su mercado.

Independientemente de la historia, el trabajo de diseño de producción de la película es exquisito. Los escenarios naturales, las grandes casas europeas, las calles empredradas... todo nos lleva a la época en cuestión, pero son los pequeños detalles los que realmente destacan. Cada pieza de cristal y de porcelana, cada mueble, cada encaje. Todo está tan bien cuidado que se puede respirar el ambiente de refinamiento en el que vivían estos personajes.

Jung y Freud. Y docenas de piezas arqueológicas, entre otras cosas
Y la ropa... oh, la ropa. De nuevo, los diseñadores de vestuario de la película no solo nos presentan atuendos adecuados a la época y condición social de los personajes, sino que cada uno de ellos nos habla a través de su ropa. Los hombres con severos trajes oscuros, rígidos y bien derechitos, resguardados por sus armaduras de fieltro y casimir. La mujeres con sus vaporosos algodones y brillantes satines, siempre en virginales blancos o tonos pastel, ocultando la dureza de esos corsés asfixiantes. Los mundos masculinos y femeninos, tan distantes en esas épocas, retratados en cada cuello y cada puño.

Las damas de buena cuna, languideciendo siempre de manera elegante
Pero pensemos en algo más. Al ver estas películas de época por lo general nos asomamos al mundo de una mayoría privilegiada, aquellos que disfrutaban de una vida elegante y holgada. ¿Cuánto trabajo implicaba tener esas mesas con blanquísimos manteles almidonados, esos estudios llenos de figuritas y libros, esos muebles de madera tallada siempre bien pulidos? ¿Y los encajes, bordados, alforzas, tablitas y dobleces de la ropa,  hechos casi todos a mano? No sólo el trabajo de quienes generaban la riqueza para adquirir tales lujos, sino el trabajo de los artesanos que elaboraban esas delicadas piezas y los pequeños ejércitos de personal de servicio necesarios para mantener todo limpio y brillante. Tal vez el 10% de la población gozaba del producto del esfuerzo del 90% restante. Y luego vinieron las revoluciones y las guerras... tanta muerte y tanta pérdida para que el 10% y el 90% sigan ahí, en los mismos lugares de la brutal escala socioeconómica.

En fin, muy recomendable película, en todos los niveles. Y le dejo la disertación sobre los profundos temas psicológicos a los expertos, yo disfruté en grande de todo el conjunto.

julio 08, 2012

Oso olímpico

Cuando los deportistas olímpicos sí eran amateurs...
Si observan en la columna derecha de esta pantalla, moviéndose hacia abajo, encontrarán un botoncito rectangular con el nombre de Ravelry. Para los no-tejedores que visitan este blog, Ravelry es una popular red social originada en los Estados Unidos, dedicada a los tejedores, diseñadores de patrones tejidos, tiendas, etc., en donde los aficionados a las artes del estambre nos "reunimos" y compartimos información (y chismitos, claro que sí). En buena medida mi propia afición por el tejido empezó ahí, viendo las obras de otras personas. A la fecha, hay algo más de 2 millones de miembros, repartidos por todo el mundo.

Resulta que cada dos años, coincidente con la celebración de los Juegos Olímpicos de verano y de invierno, en Ravelry se organiza una competencia amistosa de tejido, los llamados "Ravelympics". En estos juegos virtuales los miembros de la comunidad arman equipos, se ponen retos tejeriles y en general se divierten de lo lindo durante las semanas que duran los juegos.

Hace cosa de un mes (o menos, o más, ando confundida) los administradores del sitio hicieron pública la carta enviada por el Comité Olímpico de los Estados Unidos, en donde se les pide que dejen inmediatamente de utilizar el nombre "Ravelympics" ya que infringe el mandato del Congreso de los Estados Unidos que le otorga a aquel Comité el derecho exclusivo de utilizar y controlar el uso comercial de la palabra Olympic (Olímpico. Sí, el uso de la palabra) y cualquier simulación o combinación de la misma en los Estados Unidos, así como el símbolo de los cinco aros entrelazados. Además, por supuesto, el Comité exige que se retiren del sitio todos los patrones y fotos de proyectos que incorporen ese símbolo.
Y claro, en la carta detallan como marcas como Ralph Lauren y Nike han pagado cuantiosas sumas por los derechos de uso de aquella palabra y el logotipo... con dinero baila el perro, cómo no.

Pero la frase que inflamó los ánimos de la comunidad tejeril y que hizo que más de un tejedor(a) agarrara con furia sus agujas y ganchos a manera de armas mortales fue esta:

"We believe using the name “Ravelympics” for a competition that involves an afghan marathon, scarf hockey and sweater triathlon, among others, tends to denigrate the true nature of the Olympic Games. In a sense, it is disrespectful to our country’s finest athletes and fails to recognize or appreciate their hard work".

“Creemos que el utilizar el nombre "Ravelympics" para una competencia que incluye un maratón de mantas, el hockey de bufandas y un triatlón de suéteres, entre otros, tiende a denigrar la verdadera naturaleza de los juegos olímpicos. En un sentido, es una falta de respeto a los mejores atletas de nuestro país y deja de reconocer o apreciar su arduo trabajo”.

O sea que tejer un complicado proyecto personal y cotorrear por internet con otros aficionados mientras se ven los famosos (y comercializadísimos) juegos por televisión es una falta de respeto a los atletas... a los mismos atletas "amateurs" que se embolsan grandes sumas de dinero por medio de patrocinios y contratos publicitarios. No shit.

El asunto se hizo muuuy conocido y en varias publicaciones en papel y en internet diversos autores se pronunciaron al respecto. Aún hoy, pasadas varias semanas desde el affaire, si ponen en su buscador Ravelympics el nombre que no debe pronunciarse, encontrarán muchos artículos en inglés al respecto.
El Comité mandó una carta de disculpa, tan torpe como la anterior, pero el daño estaba hecho. Y, por supuesto, reiteró su firme solicitud del cambio de nombre, por lo que los juegos tejeriles ahora se llaman Ravellenic Games. Buuu.

En fin, el poder del deporte organi$ado se hizo presente hasta en el mundo del estambre. Por lo menos, el comité que regula el ciclismo mundial no se ha dado cuenta de que también en Ravelry hay otra "competencia" de tejido llamada Tour de Fleece, que (creo) coincide con el Tour de France. Shhhh, no lo comenten en voz alta, por favor.

julio 02, 2012

Living in a box 2 - Voces a la distancia

Okey, tuvimos un fin de semana agotador en México, pero la vida sigue. Así que adelante con los posts, que este blog ya tiene telarañas.

Maru, el gato japonés que sí sabe vivir de manera compacta

Esto de la vida en condomino todavía me sorprende y me irrita un poco, la verdad. Ya llevamos un buen tiempo en este departamento y todavía me incomodan los ruidos ajenos, especialmente la música a alto volumen que, loados sean todos los seres, muy pocas veces se escucha a niveles molestos y/o momentos incómodos, como en la alta noche, por ejemplo. Se da el caso, pero han sido pocos y espaciados.

Lo de los sonidos y los vecinos ya es un tema conmigo y lo ha sido desde hace tiempo, pueden verlo también acá. Sorprendentemente, esas rutinas que menciono siguen hasta ahora, aunque ya también son parte de mi propia vida en comunidad.

He de decir que, ehem, resulta que tengo buen oído. Muy buen oído. O simplemente soy un pain-in-the-ass. Así que por las mañanas, aún desde la cama, escucho el sonido lejano del radio de mi vecina de al lado, con quien sólo comparto una pequeña pared. Sin embargo, con eso resulta suficiente para que el baño de mi suite se convierta en caja de resonancia de su radio o televisión. Y, lo peor, nos levantamos más o menos a la misma hora, así que durante mis abluciones matutinas me acompaña el opaco y amortiguado wa-wa-wa de las noticias que ella suele oír (Radio Fórmula. Les digo que tengo buen oído).
Sí, he probado meter un radio a mi propio baño y escuchar yo también algo mientras tanto, pero simplemente no me acomoda. Antes del desayuno no disfruto ni la música ni las pláticas, punto. Y sí, he probado levantarme más temprano, bastante más temprano. Pero parece que el ruido de mi ducha es su despertador.
Ah, y también están las noticias de mediodía, a la hora en que hago la comida. Otra vez el wa-wa-wa. Y por la noche, más wa-wa-wa. Todos los días. Siempre programas hablados.
Admito que he pensado decirle algo, simplemente que le baje un poco el volumen, pero se que también es hipersensibilidad mía. Y me conmueve un poco saber que es una mujer madura que vive sola, sin mascotas, y no he visto que alguien la visite. Creo que necesita la compañía de esas voces.

Y están los nuevos vecinos del piso de arriba, al frente de mi depa. Parece que tienen todavía muy pocos muebles, así que los sonidos rebotan en sus paredes y se amplifican notablemente. Hace poco estaba yo tendiendo mi ropita recién lavada en el área exprofeso de mis lujosos aposentos y escuché el siguiente intercambio (de nuevo, las áreas de lavado de los departamentos son contiguas):

Hombre joven:  -Entonces ya está bien conectada, ¿y luego?
Hombre maduro: - Pos la enciendes ¿no?
HJ: - Nivel de agua... Ciclo de lavado... Delicado... Ropa muy sucia...
HM: - Ya está cayendo el agua... pónle el detergente.
HJ: - ¿Y la ropa, ya la pongo?
HM: - Creo que sí... ¡Pos pónla!
HJ: - Voy...
(Silencio. Sigue cayendo el agua. Tremendo chorro de agua.)
HJ: - Ya, ahistá toda. ¿Le pongo cloro?
(¡Noooo, no le pongas cloro! pensé yo, pues sospeché que era lavador novato)
HM: - Nooo, ¿no ves que echaste cosas de color?
(Uff...)
HJ: - OK. Hmmm, ¿no falta una manguera para que salga el agua?
HM: - Hmmm, sí falta. Mejor apágala.

Me dieron ganas de subir a ayudarlos, pero me aguanté. Tampoco es cosa de ser taaan metiche, ¿verdad?
Más metiche de lo que ya soy, digo.
¿No tenemos botoncito de off en los oídos?
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