
La Terminal 2 ya se va viendo más ocupada tanto por los comercios como por los viajeros, cosa muy buena, porque cuando la estrenaron estaba super fría: sin gente, sin tiendas y con unos aires colados de muerte. Los pasillos que conectan el estacionamiento con los dos pisos de la terminal actúan como túneles de viento, así que la temperatura local engaña al llegar al primaveral D.F. Además los techos son altísimos y no hay luz artificial que logre iluminar del todo por la noche, dejando un aire melancólico que está bien para un club de jazz pero no para un puerto aéreo, sobre todo cuando anda uno con jet lag.
Si algo hay que aplaudirle al proyecto es el viaducto elevado que lleva desde Churubusco hasta el multicitado edificio, con una desviación para la Terminal 1. Adiós a Blvd. Puerto Aereo, que ahora sabemos hasta se inunda. Y el detalle de algunos pisos de vidrio gruesísimo con iluminación por abajo, esos sí me parecen agradables. Y los carritos para el equipaje, aunque tengan costo.
Digo, para la lanototota que se deben haber gastado las diferentes instancias de gobierno (nuestra lana, por lo demás), como que no les quedó taaaan bien el numerito. O por lo menos a esta viajera/usuaria criticona no la convencen del todo.
(Foto: Vilmente bajada de la web. A mí me regañó una policía cuando saqué mi cámara. Diablos.)