El clima fue todo un tema. Se anunciaba un descenso dramático de temperatura (del que fui oportunamente avisada por una querida amiga que vive allá), así que cambié mi plan de vestuario para incluir más suéteres y demás prendas abrigadoras. La noche en que llegué todo se antojaba un poco exagerado, pues la temperatura era agradable, pero en la madrugada empezó a llover y a enfriar, así que para el amanecer ya se sentía el frío intensito y la llovizna (un poco de aguanieve, incluso) no cesó en todo el día. Así que a desquitar el sueldo trabajando en interiores.
Un detalle curioso: mi hotel estaba dentro de un centro comercial, que a su vez se conectaba con otros centros comerciales, edificios de oficinas, hoteles, tiendas de lujo y edificios de departamentos mediante puentes recubiertos de vidrio que pasan sobre las calles. De esa manera unas cinco manzanas grandes quedan unidas, sin que se tenga que salir a las inclemencias del tiempo para ir de un lado a otro. Pero aprovechando que el segundo día de mi estancia (viernes) amaneció helado pero con un sol encantador, salí a caminar un rato por la mañana para conocer lo que pudiera y tomar algunas fotos.
Aires de la antigua Nueva Inglaterra |
Modernidad y tradición |
El parque Boston Commons, favorito de todos |
Boutiques de moda y gente ad hoc |
¿Qué historias guardarán esos áticos? |
Así que entre el trabajo, las juntas, el tratar de verme presentable y no congelarme en el proceso (maldita manía gringa de poner el aire acondicionado como si fuera Acapulco... y la calefacción como si fuera Groenlandia), me toco ver por la tele la casi-histeria de un pueblo que maneja muy bien las nevadas invernales, pero que estaba frustradísimo por tener nieve tan temprano en el año. Boston mismo no sufrió gran cosa, apenas me tocó ver un poco de nieve acumulada en las aceras a la mañana siguiente, pero ningún copito cayó sobre mi cabeza resguardada por gorrito de mi propia factura (je je, pretextos para lucir los tejidos). Al este y sureste de la ciudad sí cayó mucha nieve, a nosotros casi sólo nos llegó el frío.
Y yo nomás viendo los autobuses turísticos ir y venir frente al hotel, sin tiempo ni oportunidad para dar un buen tour por esta ciudad histórica. Oh, qué pena...
Y en la siguiente entrega, historias de llegadas y salidas accidentadas.
1 comentario:
Una de mis gentes también anduvo por allá en un congreso hace unas semanas (se me hace que ha de haber ido a la misma tienda de estambres que tú porque una foto que publicaste de una madeja se parece mucho a lo que ella trajo), capaz y se toparon en la calle sin saber :)
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