En los ya muy lejanos años 90 tenía algunos compañeros de trabajo que se trataban entre ellos de "güey". Oye güey... que pasó güey... y todos los etcéteras del caso. Esto puede sonar muy normal ya bien avanzado el siglo XXI, pero en esa época y en un entorno de moderna-pero-fresita-oficina-de-la-iniciativa-privada era ligeramente escandaloso... sobre todo cuando, con todo respeto (creo) hacían extensivo el apelativo a algunas mujeres trabajadoras de esa empresa. Yo me resistía hasta el ridículo a ser llamada "güey", aunque fuera de cariño, y tuve bastante éxito en evitarlo durante años.
Claro, hoy medio mundo se trata de "güey" (o wey): hombres con hombres, mujeres con mujeres y en grupos mixtos de todas las edades. Vaya, hasta hay una cadena de tiendas que se llama ¡Ay Güey! (su sitio web tiene una onda neo-folclórica muy divertida) y nadie se sonroja. Uyy, pero en esa época yo ni me atrevía a proferir semejante insulto, ya no digan otras palabras altisonantes. No, no, no. Yo era una joven culta y decente, que no necesitaba usar tales improperios para expresarse. Sí, cómo no...
Pero el tiempo pasa, las personas cambian, las costumbres se relajan (en el mejor de los sentidos) y ahora suelto floridas palabrotas sin el menor rubor, aunque sólo en ambientes de confianza. En español e inglés, claro que sí. Y casi a toda hora cuando estoy a solas o en mi dulce hogar, con mi maridito que es igual de carretonero que yo (sorry honey!). Sigo sin tratar de weyes a mis amigos y amigas, porque simplemente no se me da, pero ya no me molesta como antes si ellos deciden llamarme así... lo cual me lleva al tema real de este post.
Ahora, con este desparpajo arduamente adquirido, puedo confesar un placer culposo. Desde hace meses escucho un podcast semanal sobre cine y cultura pop, conducido por un par de malhablados a los que encuentro súper divertidos. Además de las noticias cinematográficas tocan temas del momento y/o simples comentarios acerca de sus vidas, pero lo hacen con gran sentido del humor... y grandes dosis de groserías. Admito que me resultaba difícil recomendar este podcast (¡qué iban a pensar de mí, ay Diosito!)... pero qué shingaos, estamos en confianza ¿verdad?
ADVERTENCIA: En serio, son retemalhablados los conductores. Y no tienen pelos en la lengua para mostrar su, ehem, admiración por las chicas guapas. Y a veces tienen un humor muuuy negro. Advertidos quedan.
Con ustedes, ¡Finísimos Filmes!
(denle clic en el nombre anterior para ir al sitio desde donde se puede escuchar o bajar el podcast, en la parte inferior hay una pequeña barra de reproducción con la que se puede escuchar en línea).
3 comentarios:
... jajaja se pasan vdd!! ya te imaginarás aca en el norte, lo dificil q ue es mantener fuera tanto we! jaaj
Que me he reido!
Pos asi como dice la comis arriba.. Aqui en el Norte como que es medio raro el que no te ponga el adjetivo de Wey, pero la neta como que no lo aplico.. no quiere decir esto que no floreamos el lenguaje, pero despues de que se puso de moda con los Big brother's... como que nomás me cayó medio pesado que para todo el wey por el frente..
Dias!!
Me convenció tu recomendación.
Yo todavía no dejo que nadie me diga wey en ésta época, y cuando alguien por error lo dice se disculpa conmigo.
;)
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