Hurgando en la historia familiar para armar otro post (coming soon) me encontré con estos ejemplos de la moda de antaño, que ahora nos parece tan curiosa y exótica, tan cercana y lejana a la vez. Sin más, aquí van las fotos:
Mi bisabuela María, de unos 12 años, en 1890. El peinadito muy coqueto, el broche en el cuello... y esas cejas gruesas que llegaron hasta mí a través de los tiempos. |
Tanto estilo, tanto cuidado, tanta elegancia en esas fotos de ciudadanos de a pie que tenían la afición de tomarse las fotos en estudio, con sus mejores galas, fuera para tener el recuerdo de una celebración o simplemente para marcar el paso del tiempo y quedar ahí, congelados y presentes en estas imágenes que guarda mi cajita de cartón. Nada de cámaras digitales ni photoshop, sólo un fondo de tela, una cámara de cajón y algunas luces. Y un fotógrafo anónimo que reveló el negativo para que aún ahora podamos ver su obra... y recordar. Siempre recordar.
3 comentarios:
Y finalmente ¿qué queda en la vida que no sean recuerdos?
Lo demás, se va, se pierde, se lo roban, se lo heredan...
Los recuerdos son la maleta que un día nos vamos a llevar...
Ese baúl tuyo (o cajita) me puso profundo, jajaja
Están súper las fotos
Majestuosas, en verdad, definitivamente otra era en la historia de a fotografía. Un gran tesoro familiar.
Maravilloso ,me encantó, :)
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