Eso sí, la exposición tiene un precio: por un lado, existe el potencial de sobreexponerse y decir hasta lo que no, cosa que sucede frecuentemente. Un comentario íntimo que causa curiosidad, un par de clics en los enlaces correctos y... ¡blam! acaba uno enterándose de cosas inimaginables. Así que nunca está de más recomendar... ¡PRUDENCIA!
El otro precio que pagamos es más sutil pero está muy presente en muchos de nosotros, y confieso que adolezco de este mal: queremos tener respuesta a TODO lo que publicamos, y, de ser posible una respuesta positiva. Nos plantamos bajo el reflector, hacemos una declaración "importante"... y esperamos los aplausos. Claro, cuando no llegan, la frustración aparece. Así de frágiles somos.
"¿Nada más? ¿Tres 'me gusta' y un comentario? Esa shingadera fue brillate, BRILLANTE." |
Todo se reduce al amor. En serio, creo que estamos ávidos de amor, aún más que de atención. Interpretamos un "me gusta" como un cariñito, y un retuit como una validación. El las redes (nunca mejor utilizado ese término) nos sentimos queridos aunque nadie a nuestro lado nos abrace, acompañados aunque no tengamos un contacto real con la gente, comunicados aún cuando digamos y "escuchemos" puras pendexadas. Amados por nuestro público virtual. Amados, aunque sea un poquito.
Y a más posts, más fotos, más escándalo... más amor. O eso es lo que creemos.
5 comentarios:
Buenísimo tu análisis, Özer. Todo por la necesidad de reafirmación.
Efectivamente en efecto...vemos-hacemos cada cosa, situacion...y ahi es donde te pones a pensar cosas....algo asi como.. ya estuvo... ;) siempre interesante amiga!
Efectivamente en efecto...vemos-hacemos cada cosa, situacion...y ahi es donde te pones a pensar cosas....algo asi como.. ya estuvo... ;) siempre interesante amiga!
Efectivamente en efecto...vemos-hacemos cada cosa, situacion...y ahi es donde te pones a pensar cosas....algo asi como.. ya estuvo... ;) siempre interesante amiga!
Por que salio 3 veces?
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