De izq. a der., mamá gato, hijo gato y papá gato |
Me parece conmovedor como, a pesar de que aquí están protegidos y se les dá comida, aún no tienen confianza para hacerse domésticos, o tan domésticos como pudieran ser, viviendo en un lugar razonablemente seguro, pero no en una casa. Quieren, pero no pueden. Quién sabe qué tanto hayan sufrido.
Hace un mes o algo así esta gatita entró al edificio (alguien había dejado la puerta abierta), subió las escaleras casi hasta la azotea y ya no encontró cómo salir. De hecho la puerta seguía abierta, pero algo tienen estos pasillos, escaleras y puertas que confunden a los gatos. Hasta a Boris y a su vecina gatuna del piso de abajo les ha pasado: salen un poco del departamento y ya no pueden regresar, supongo que es porque todo se ve perfectamente igual de un piso a otro, todo está escrupulosamente limpio, así que no hay nada como punto de referencia para un gato. La gatita mamá lloró un poco y se quedó en un escalón, inmóvil y asustada, hasta que entre mi esposo y yo la guiamos hacia abajo, a la salida. Me impresionó su mirada, no solo reflejaba temor, sino una tristeza profunda. Ella lo sabe, está consciente de su condición, no hay duda.
Lo contrasto con la historia de Boris, nuestro compañero felino, quien estaba a disgusto en su primer hogar porque otro gato lo maltrataba, y buscado, buscando, llegó con nosotros por sí solo. Se hizo el simpático, le dimos de comer afuera, en el jardín "porque no lo íbamos a adoptar"... y lo demás es historia. Sus mirada es serena, su talante es relajado. Buen karma de él, digo yo.
Hace poco algún vecino (que para ahora ya debe haber sido identificado) puso bolas de naftalina y aceite quemado en la zona donde suelen comer los gatos del estacionamiento. La zona está llena de plantas, así que además de intentar dañar (suponemos) a los gatos, podría haber dañado las jardineras o provocado un incendio. Afortunadamente otros vecinos se dieron cuenta y lavaron cuidadosamente esa área. Se dio aviso a tooodos los vecinos e incluso se imprimieron lonas para exhortarnos a evitar esas acciones y cuidar nuestro entorno, gatos incluidos. Los seguiremos cuidando. Después de todo, es nuestra casa, así como el mundo entero es nuestra casa.
Que todos los seres puedan ser felices y puedan dejar de sufrir |