marzo 24, 2012

Mad about Mad

Quién los viera tan seriecitos...
Este domingo se estrena la 5a. temporada de la serie Mad Men en los Estados Unidos, tras una espera de 17 meses desde el final de la temporada anterior. Y a este paso, quién sabe cuándo la transmitirán en México. Recuerdo que primero pasó por HBO en los sistemas de paga, y después por el Canal 11 de la televisión abierta.

Yo descubrí tardíamente Mad Men. Apenas el año pasado comenzamos a rentar los DVDs... y todos en casa quedamos prendados. Oh, sí, el encanto del misterioso Don Draper, el protagonista, atrapa tanto a hombres como mujeres, por múltiples razones. Es un antihéroe en pleno: inspira admiración pero también repulsión a ratos... y no se le puede quitar la vista de encima.
Creo que ya he comentado por aquí la exquisita precisión de los escenarios, el vestuario y la ambientación en general. La historia y las actuaciones en sí son dignas de toda alabanza, pero el hecho de que cada imagen, cada escena, cada encuadre nos remonte a la década de los sesentas (sea que la hayamos vivido o no) de manera natural, como si estuviéramos ahí, es un logro monumental. Gracias en buena medida a esta serie, la moda de la época ha tenido un ligero resurgimiento, como en un par de colecciones de la marca norteamericana Banana Republic, que pueden ver por acá. La onda retro llegó para quedarse en materia de decoración y accesorios para la casa, por lo que ya tengo en la mira ciertos vasos vintage para coctel (o para el güiskito). Y no sólo es notable la ambientación material, también las ideas (¿feminismo? ¿qué es eso?), las costumbres (fuma-fuma-bebe-bebe-fuma más) y los roles están perfectamente a tono con la época que retratan... y nos hacen sentir agradecidos de que muchas cosas hayan cambiado. Otras no, pero en fin...

Vale la pena echar una mirada al american way of life al estilo de Madison Avenue. Las temporadas 1 a la 3 las encuentran para renta en Blockbuster, la temporada 4 quizá tengan que buscarla por medios, ehem, alternativos (confieso mi pecado). Y la 5 la esperaré con ansia. Yes, I missed you all.

marzo 11, 2012

Horrores publicitarios

El 8 de marzo se celebró el Día de la Mujer. Ajá. No voy a hablar de esto, pero me parece irónico que un día después, el viernes 9, me encuentro esto en el periódico. En página non (muy visible), a plana completa, en la primera sección de un diario nacional. O sea, un anuncio cuya publicación debe haber salido carísima:
Sí. Una cadena de tiendas para caballeros anunciando sus colecciones primavera-verano, utilizando un ambiente "parisino". Normal, ¿no? Pues tristeza debiera darnos el considerar como "normal" un anuncio en donde...
a) Un tipo le agarra la pierna a una chica, levantándole la falda y apuntando hacia zonas intímas.
b) La chica se ve fascinada ante esa acción.
c) La pareja de la chica en cuestión no parece darse cuenta de la caricia invasiva, con lo inmerso que está en su propia pose.
d) La pareja del tentón sólo acierta a abrirle la camisa y dirigir una mirada vacía hacia el frente.
e) El protagonista de mano larga pone cara de "oh sí, soy malote y las domino a todas".
f) Todos ponen cara de "oui, todos somos así de apasssionados en París". Bleh.

...Y eso es nada más para empezar, porque los horrores se multiplican:
- El "tema" parece ser la primavera en París, pero los diseñadores intentan dar la nota parisina apenas con unas sombrillitas en el fondo y una escuálida bandera francesa en el ángulo superior izquierdo.
- Los brillitos verdes fosforecentes alrededor del título de la promoción se ven chafas, chafas.
- Los vestidos de las modelos femeninas chocan con la ropa de los varones y no aportan nada al diseño del anuncio.
- De las marcas mencionadas al pie del anuncio, ninguna es francesa.
- Da la impresión de que al modelo "principal" le pintaron el pelo en pecho con Photoshop... y ahora que menciono esta herramienta, he aquí un error monumental del diseñador, dos errores, de hecho:

La famosa mano agarra-pierna se ve más grande de lo que debería ser. Vean el tamaño de la muñeca. ¿O sólo yo la veo así? Y no sólo eso, además tenemos un caso de desaparición, porque... ¿dónde quedó el brazo derecho de la modelo "acariciada"? Si segimos la línea de su brazo, vemos que debería verse algo de antebrazo y/o mano femenina aún detrás de la manota intrusa... pero nada.
Sospecho que en la foto original es la misma chica la que se alza el vestido con la mano ahora invisible, y alguien tuvo la brillante idea de hacer la situación más "pícara" (o más estúpida) ajustando la mano del modelo masculino para que pareciera que era él quien le levanta la falda. Y sí, funciona a primera vista, pero el efecto resulta profundamente desagradable.

¿Qué agencia de publicidad es responsable de esto? ¿Qué cliente puede aceptar semejante concepto de publicidad? (uuups, no, mejor no me contesten) ¿Quién pudo haber autorizado la publicación de un anuncio tan mal hecho y degradante? Digo, ejemplos los hay a pasto, pero encontrarse esto al otro día de que los medios machaconamente nos recetaron el tema de la igualdad de sexos... la verdad da pena.

Día de la Mujer. Me horrorizo al pensar cuántas mujeres involucradas en la publicidad ven estas cosas y les vale. Clientes, cuentas, ventas, dinero, nada más. Y ahí está el Photoshop, para que ni siquiera tengan "realmente" que agarrarle la pierna a la muchacha.

marzo 05, 2012

Pajaritos a volar

Veamos, la historia es larga pero trataré de resumirla. Hace unas semanas leí en el periódico una nota sobre un abogado en esta ciudad que se dió a la tarea de quitar la publicidad de los partidos políticos que inunda nuestras calles. El fundamento para hacerlo es que, de acuerdo con el benemérito IFE, todavía no empiezan las campañas políticas, vamos, oficialmente las pre-campañas inician el 29 de Marzo. De modo que toda esa basura electoral, además de fea, es ilegal, y tenemos todo el derecho de retirarla los propios ciudadanos. El abogado Robles Maloof inició la campaña en su blog, que pueden ver aquí, y además cobró fuerza en Twitter, con el identificador (¿hastag?) #QuitaUnAnuncio.

Aquí es donde entra su servidora. Al ver los videos en YouTube y otros artículos en el periódico me animé a sumarme a la campaña. Armados de cutters, tijeras, bolsas para basura y mucha energía, los miembros de las brigadas de limpieza quitan cuanta propaganda encuentran, para limpiar la ciudad cuadra por cuadra. Explorando por aquí y por allá llegué a la conclusión de que lo mejor era abrir una cuenta de Twitter, ya que la información de las brigadas que se organizan entre los propios vecinos aparece en ese medio. Teclazo aquí, teclazo allá y me hice de una cuenta. Otro par de movimientos y me hice seguidora de @QuitaUnAnuncio, @roblesmaloof y otros participantes de la iniciativa. Oh sí, amplié mis redes y en unos minutos ya seguía a 9 personas y/o entidades, 5 de las cuales estaban relacionadas con el tema de la basura electoral.

¿Fácil? Iniciar, sí. Obtener la información que quería, no. A diario checaba los tuits (¿twitts?) y de repente, a partir de esas 9 personas empecé a recibir lo que considero toneladas de mensajes. Claro, no son mensajes personales, sino los inefables retuits (RT, en la jerga tuitera) que mis 9 contactos re-distribuían a partir de sus propios contactos. Interesantes algunos, otros no; algunos relevantes para la causa, pero en su gran mayoría no. El hecho es que averiguar si existía una #brigadaCoyoacan me tomó como 2 semanas. Acabo de dar con ella entre el amasijo de tuits... justo horas después de que terminaron su labor de limpieza cerca de mi barrrio.

Mi punto es que... no puedo con el Twitter. Entiendo muy bien que el atractivo de esta herramienta es distribuir información de una manera súper rápida y directa, pero creo que sólo funciona si uno está pegado a la pantalla del celular o de la compu todo el día. La avalancha de información es tal que es muy fácil perder aquello que resulta importante, cuando menos yo me pierdo a la primera. Si a eso le sumamos que muchos usuarios tuitean más de 5 o 6 veces al día, y retuitean cuanto mensaje les parece interesante (he visto 10 retuits en un día a partir de una sola persona)... pues tenemos demasiado texto para leer en una pantallita... y ni siquiera se garantiza que sean 140 caracteres de verdadero valor en cada tuit. Todos queremos hablar, todos queremos hacernos oír, todos queremos parecer interesantes. Pero el ruido ya es ensordecedor.

En fin, mi experiencia con la red del pajarito azul ha sido decepcionante. Ya dejé de seguir a cuando menos 4 de mis escasos intereses y sigo viendo mi pantalla llena de información que-no-pedí. No, no, no, esto no es para mí.
Por cierto, la #brigadaCoyoacan se reunirá otra vez mañana domingo (escribo el sábado, aunque publique hasta el lunes). Tengo dos compromisos ya ese día, así que es poco probable que pueda unirme. De todas maneras intentaré averiguar por dónde andarán mañana... usando el Twitter.
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