agosto 26, 2010

Necesidades básicas

Hace un rato estaba leyendo sobre los mineros atrapados por un derrumbe en una mina de Chile. Los 33 hombres han pasado casi 20 días a 700 m. de la superficie, comiendo apenas una cucharada de atún un día sí y otro no, en la oscuridad y el calor inimaginable de ese auténtico infierno. Con algo de agua y muy poca energía de las baterías de sus vehículos, entre aire viciado y el peligro permanente de otros derrumbes. Y están vivos. Además, se les oye y se les lee plenamente lúcidos... algo que va a ser vital pues les esperan semanas si no es que meses para que los rescatistas puedan sacarlos. Al parecer ahora, que ya tienen contacto con el exterior y que pueden recibir comida, aire, agua y otras cosas viene el problema de mantenerlos ocupados y organizados, con los ánimos tan altos como se pueda dada su situación, pues ya saben que les esperan muchos más días de aislamiento.
Ahora que ya no están luchando solos por sus vidas la situación en cierta forma se complica... pues quizá empiecen a necesitar más.
¿Cuánto es lo que realmente necesitamos? ¿Qué es lo que realmente necesitamos? Estas personas han sobrevivido con mucho menos de lo que consideraríamos absolutamente necesario... y yo veo a mi alrededor todas estas cosas banales de las que dependo.

Cada vez que me he cambiado de casa me he desecho de multitud de cachivaches absurdos. Dicen que usamos el 20% de nuestra ropa el 80% del tiempo, yo digo que eso se extiende a todas nuestras pertenencias. Con cierta frecuencia a lo largo del año hago limpieza de clóset y siempre lleno un par de bolsas con cosas que ya no usamos. Ahora me dispongo a hacer lo mismo con los anaqueles de la cocina, los libreros y, horror de horrores, los oscuros gabinetes que ocultan objetos que perdieron su utilidad hace mucho tiempo. Quiero aligerarme de todo a todo, quiero que cada objeto en mi casa tenga una razón y una función, y no solo se quede ahí acumulando polvo... que además hay que limpiar.
Así que me dispongo a editar mis pertenencias de la manera en que me enseñaron a redactar en la secundaria: con claridad, precisión, concisión y elegancia.

agosto 19, 2010

Dormir soñando

Mi medida personal para saber si dormí bien es no recordar mis sueños. Suelo despertarme de manera natural justo después de haber soñado, así que a) recuerdo mis sueños aunque sea por un lapso breve y b) frecuentemente despierto varias veces por la noche, a veces tantas como ciclos oníricos tenga. Es una joda. Y para rematar, mis sueños son muy... moviditos. Mucha gente, muchos escenarios, mucho movimiento. Yo, que tengo una vida bastante sedentaria, por las noches me aviento unas aventuras que ya las quisiera La Jolie para sus películas.
Y si quieren hacerme el día condenadamente difícil, despiértenme mientras sueño. Palabra que cuando me sucede tardo horas (¡horas!) en funcionar con normalidad. Ando en piloto automático buena parte de la mañana y con un humorcito nefasto.
¿Otra confesión? Va a sonar muy pedante, pero resulta que, sin entrenamiento alguno, tengo sueños lúcidos. Es decir, en ocasiones me doy cuenta de que estoy soñando y a veces puedo cambiar el curso del sueño, incluso provocarme a mí misma el despertar de él. He notado que estos sueños lúcidos se me presentan cuando estoy particularmente tensa, así que no es algo que esté realmente controlando. Otro detallito es que tengo sueños anidados: sueño que estoy dormida y estoy soñando. O bien, recuerdo dentro de un sueño el contenido de otro sueño anterior. ¿A poco no es para cansar a cualquiera?
Por eso, cuando me despierto y no tengo idea de qué soñé, quiere decir que transité por los ciclos del sueño sin interrupciones. Eso sí es descanso para mí.

Entre las prácticas avanzadas del budismo tibetano está la Yoga del Sueño, en donde, precisamente, se trata de entrenar a la mente para “despertar” dentro del sueño onírico, con miras a lograr también el despertar totalmente de este sueño que es la vida “real”. No, no he intentado esas prácticas, pues ya bastante difícil me es meditar en vigilia.
¿Ya vieron Inception (El Origen)? Siempre me había preguntado si se sueña en “tiempo real” y la película da una explicación plausible, aunque me gustaría saber si está comprobado. En mi realidad onírica he hecho uso de "tótems" y "kicks" de  manera instintiva. Además, entendí por qué cuando soñaba que volaba no tenía control del vuelo, pues era más una sensación de ingravidez. Anoche logré, por primera vez, controlar mi vuelo. Ahora ya saben por qué me encantó la película.

agosto 15, 2010

Vaginitis

Ohh, ¿el blog se pone ginecológico? ¿Patológico acaso? Nah, simplemente me acordé de una película que estábamos viendo anoche en casa. El caso es que cerca del final, durante la escena de un parto, ahí en mi sala y a todo color me tocó ver la recreación (supongo) del momento en que aparece la coronilla del bebé por los labios mayores de la mamá. OMG!! Caray, ni en el Discovery Channel me había tocado ver eso. Digo, una cosa es un programa médico y otra muy diferente una película de comedia. Siento que no era necesario tal despliegue anatómico, sobre todo cuando cuidaron que la parturienta protagonista no mostrara los senos al aire en varias escenas donde parecía que eso era inevitable.
Como que las vaginas están de moda desde hace tiempo, ¿no creen? La semana pasada leí en el periódico que Xóchitl Gálvez, ex-candidata a la gobernatura del estado de Hidalgo, va a aparecer en la muy llevada y traída obra Monólogos de la Vagina. Un amigo de mi esposo, destacado terapeuta, está próximo a publicar (si no es que ya está en tiendas) un libro sobre Los Secretos de las Vaginas o algo así (cito mal de memoria), en donde asigna características de personalidad a las mujeres de acuerdo con las formas y colores (!) de sus genitales. Quizá estoy simplificando demasiado, pero creo que por ahí va la cosa, claro, con la salvedad de que el hombre es un psicólogo muy experimentado y seguramente tiene bases firmes para afirmar lo que escribe. De todas maneras... admito que no se me antoja el libro.
Por otra parte tenemos toda una corriente espiritual que revaloriza el papel trascendente de lo femenino, sustituyendo el término y el concepto religioso de Dios por el de La Diosa. Muy respetables ideas, en la medida de que no se señale a todo lo femenino como bueno y elevado y todo lo masculino como malo y mundano. Y sí, entiendo que es necesario, urgente de hecho, el hacer todos los esfuerzos necesarios para desterrar la persistente discriminación hacia las mujeres y la violencia de género, y que en muchos casos esta “vaginitis” actual es parte de esos esfuerzos.

Sin embargo y a título personal me resisto a ser definida simplemente por mi calidad de mujer. Me explico: tengo mis cromosomas XX en su lugar, evidentemente tengo características femeninas, apunto que soy heterosexual y que me eeeencaaantan los caballeros. Mis hormonas sufren las acostumbradas montañas rusas del ciclo femenino, me identifico como mujer y disfruto de serlo... pero antes que todo soy un ser humano. Como tal, considero que mi sexo es una circunstancia, la cual vivo en plenitud aquí y ahora... pero no es lo que me define absolutamente. ¿Soy mujer para mis mascotas, o simplemente un ser con un aroma característico y único? ¿Soy mujer cuando duermo? ¿Seré mujer cuando muera?
Así que a mí no me vengan con vaginas enojadas o de colores exóticos. Ni con glamorosas “mujeres asesinas” (la tragedia tiene un perverso glamour) que se justifican “porque son mujeres”, así, a secas. Ahora, hoy, en este minuto, somos mujeres. Ahora, hoy, en este minuto, yo decido ser humano.

agosto 09, 2010

Estados alterados

Si hay algo que me gusta es escribir en el blog... ¡y leer otros blogs! Pero durante la semana pasada mi webactividad (je je) se vió alterada por varios motivos. Los principales: una severa falla eléctrica que afectó el suministro de mi fraccionamiento y otras colonias aledañas y que me tuvo un par de días sin electricidad. Aunque tenemos un pequeño generador a gasolina sólo lo usamos para lo indispensable, así que limité el uso de la compu para el trabajo y vistazos rápidos al feisbu (sí, eso cae en la categoría de "indispensable").  El otro inconveniente fue la ausencia de mi trabajadora doméstica (¿cuál es el término políticamente correcto?, yo me suelo referir a ella como "la chica que me ayuda en la casa"). Es una persona confiable, atenta y con una honestidad a toda prueba, pero tiene la terrible costumbre de no avisar cuando va a faltar, y a pesar de casi 7 años de relación profesional no he podido convencerla de que no hay bronca si falta... tan sólo le pido que me avise cuando no pueda venir.
¿El resultado? una semana muy pesada, con mucho trabajo y pocos recursos. Así que el blog fue la primera víctima. Y expreso toda mi admiración por ustedes, mujeres con hijos, esposos, trabajos, casas bien cuidadas, intereses personales... ¡y sin ayuda el hogar! Son mis máximas heroínas, me cái.

Pero ¡basta de excusas! Aquí estoy de nuevo y, a propósito de nada, les presento esta encantadora foto:

Se trata de Emma Thompson, una de mis actrices favoritas (guionista, comediante, activista y main squeeze en su momento de Kenneth Branagh y Hugh Grant), cuando develaba su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, la semana pasada. Y qué mejor manera de hacerlo que con una pinta de cerveza (su estrella se encuentra frente a un pub, nótese la elegante manera de tomar el vaso, con meñique al aire)... y un cerdito. No sé a cuento de qué viene el cerdito, pero Ms. Thompson puede hacer lo que quiera y sigue siendo genial.

Saludos desde mi rincón del bosque, ahora me retiro y voy a lavar los platos.
PD. Hoy amaneció un murcielaguito nadando (ehem) en una jarra con agua que teníamos junto al lavabo. Sí, sí, tengo que usar jarras con tapa. El animalito estaba bien  aunque bastante húmedo, y agradeció que lo liberáramos en el jardín. Emma tiene su cerdito, yo tengo mi pseudo-vampirito.
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