marzo 25, 2013

Escapada a Querétaro 3 - Grandes casas y casas grandes

Ahhh, por fin seguimos el recorrido por la señorial ciudad de Querétaro y sus alrededores. Ahora visitaremos algunas casas y casonas, que siguen haciendo patente la gran riqueza de aquellas tierras agrícolas, en donde las haciendas ocupaban miles (¡miles!) de hectáreas y las casas de los ricos y los nobles rivalizaban con la riqueza arquitectónica y de mobiliario de las grandes construcciones de Puebla y la Ciudad de México.

En crescendo, vayamos viendo casas e imaginando la vida que llevaban sus habitantes originales... (para ver mejor las imágenes pueden hacer clic sobre cada una y luego flecha atrás para regresar a la entrada)
Una típica calle del centro de Tequisquiapan, Qro. con sus casitas de una planta.

Y en la ciudad de Querétaro...
... grandes casas de dos pisos, cerca de la Plaza de Armas.

Casa de las Calas, en la Plaza de Armas. Bellísima y ostentosa en comparación con sus vecinas.

... pero aún las casas relativamente modestas tienen detalles únicos y muy simpáticos

Una grande dame. Casa de la Marquesa, ahora un hotel elegante (y caro)

El lobby de la Casa de la Marquesa, fantasías moriscas en pleno Querétaro.

Y todo este lujo provenía de la producción de las haciendas agrícolas y ganaderas, así como del comercio, el transporte y actividades relacionadas que esto generaba. Visité algunas haciendas en un interesante tour repleto de datos históricos, muy largos de contar aquí. La historia de estos lugares es fascinante en verdad, con intrigas, romances, pleitos, verdaderas guerras y movimientos económicos audaces. Pero veamos algunas imágenes:

Hacienda de Galindo, de las más grandes de la zona, quizá del país. Ahora es un cómodo hotel lleno de valiosas antigüedades.

Hacienda de la Llave, ahora un cuartel militar. Originalmente fue parte de las propiedades que Hernán Cortés le asignó a la Malinche. ¡Larga historia! Y mi familia vivió ahí, como parte de los trabajadores. Ya les contaré a detalle.

Así que toda esta prosperidad está renaciendo, ahora en forma de hoteles, restaurantes, salones de convenciones y oficinas públicas, con la ventaja de que los simples y plebeyos mortales podemos visitar estas grandes casas y admirarlas... pero, sobre todo, podemos disfrutarlas.

Que así sea por mucho, mucho tiempo, y que en todo México se rescaten estas obras que, después de todo, representan lo mejor de este pueblo trabajador y amante de la belleza... y que nos hagan recordar eso mismo: lo que realmente somos debajo de tanta costra que nos abruma.

marzo 10, 2013

Escapada a Querétaro 2 - Autos de Fe

Al preparar esta entrada me sorprendí de la obscena cantidad de fotos que saqué de las iglesias y antiguos claustros de Querétaro y poblaciones vecinas. Pero no es para menos, pues son construcciones impresionantes en cuanto a tamaño y belleza. Hasta los templos pequeños son hermosos y sus interiores pueden ser sorprendentes.

Pero dejemos el bla bla y vayamos a las imágenes, que son muchas. Empecemos por dos ejemplos fuera de la capital del estado:

Parroquia en el pueblo de Bernal, pequeña y encantadora

No sé si es catedral, pero la iglesia pincipal de Tequisquiapan es enorme y elegante
Y ahora, ya en Querétaro capital, veamos algunos de los templos, que en combinación con sus respectivos atrios, claustros y dependencias, ocupaban más del 60% del terreno de la ciudad antes de las Leyes de Reforma.

Templo de San Francisco, en el corazón de la ciudad. El exconvento a la derecha (fuera de la foto) alberga un museo.

Templo de Ntra. Sra. de Guadalupe, única iglesia en Querétaro con dos torres.
En mis caminatas por estas calles, me iba yo diciendo "okey, okey, todo muy hermoso y distinguido, aunque distinto al barroco desbocado de Puebla"... ajá... entonces me encontré esto:
Templo de Sta. Clara. ¿Querías barroco desbocado? ¡KABOOM!

Templo y exconvento de Sta. Clara, con la fuente de Neptuno en primer plano.
Más sorprendente aún, la Catedral de Querétaro es comparativamente sobria, y su interior es de sencillez casi espartana. ¡Pero vean esas columnas!
Catedral de Querétaro. La escalinata de otorga aún más distinción.
Arte sacro casi en cada esquina... y una notable asistencia a las iglesias, aún fuera de las tradicionales misas de domingo. Andando de paseo soy muy curiosa, así que entré a cuanto templo me encontré y aún entre semana y en horas poco atractivas para el culto, simpre había gente en piadosa oración... o simplemente descansando un rato del ajetreo de la calle, pero eso sí, con mucho respeto.

Durante un tour guiado en el que nos cayó la templada noche, el itineriario nos llevó a una iglesia que me tocó las fibras del espíritu como ninguna otra. Admito que ya no profeso el catolicismo, pero el ver esto me conmovió en muchos niveles... y el efecto sigue hasta hoy:

Santa Rosa de Viterbo. Wow. WOW!!!
 Por supuesto, regresé al otro día para recorrer esta maravilla con calma. Baste decir que el arquitecto tenía 21 años cuando se embarcó en semejante proyecto. Algo de juventud hay en esta obra tan atrevida, tanto que mucha gente afirmaba que la iglesia se derrumbaría bajo el peso de la masiva cúpula, y por eso el arquitecto puso los arbotantes (las dos columnas rematadas con volutas), para "sostener" el peso... aunque más bien son detalles decorativos... en los que puso dos mascarones que sacan la lengua, burlándose hasta la fecha de los detractores del joven arquitecto.

Vista de día
Exconvento de Sta. Rosa de Viterbo, ahora oficinas de gobierno dedicadas a las bellas artes.
Detalle del interior del templo. Sin palabras.
Durante el tour nos recomendaron que visitáramos la sacristía de la iglesia, que funciona como pequeña pinacoteca, así que en mi segunda visita pasé a admirar las pinturas, sorprendentes, por cierto. En la parte más cercana al presbiterio (el altar, pues), justo donde los sacerdotes se ponen los ropajes para salir a la eucaristía, me encontré con una restauradora que trabajaba en un ángel del siglo XIX al que se le habían roto las alas. Le pedí permiso para tomarle esta foto y no sólo accedió, sino que me dio una clase magistral sobre todas las obras que nos rodeaban en esa sección de la sacristía. ¡Cuánta generosidad y cuánta pasión por su trabajo! Fue en verdad una experiencia maravillosa para mí. ¡Millones de gracias por su gentileza!
El delicado trabajo de preservar la historia


En verdad sigo impresionada por esta ciudad y por el cuidado que han puesto sus habitantes para recuperar su grandeza estética. De nuevo, gracias por conservar nuestra historia, queridos queretanos.

En la siguiente y última entrega, casonas y haciendas, un viaje personal.

marzo 02, 2013

Escapada a Querétaro I - Plazas y callejones

La semana pasada huí de todo y de todos y me fui a Querétaro. ¿Por qué ese lugar?, se preguntan ustedes. Pues porque tenía ganas de descansar a mi manera: visitando un lugar nuevo, caminando por sus calles sin prisa y sin rumbo, y tomando muchas fotos. Además, había leído y oído maravillas sobre el rescate de su centro histórico, y como yo necesitaba aires nuevos, tomé un comodísimo autobús y en cuatro horas (a causa del tráfico en ambas ciudades) estaba por allá.

Escogí un hotel en pleno centro, así que nada más fue llegar y ¡ámonos!, a recorrer las calles en la temprana noche queretana. ¡Qué belleza, señoras y señores! El centro es una joya, los edificios han sido exquisitamente restaurados y todo está en uso. Sean hoteles, restaurantes, tiendas u oficinas gubernamentales, el respeto por la arquitectura original y las adiciones de buen gusto privan en todo el primer cuadro. Los colores son discretos en apariencia: ocres, amarillos, tonos terrosos... pero los detalles arquitectónicos son ricos y elegantes. Canteras, hierro forjado, madera, vidrio esmerilado... ¡cuánta riqueza antigua y cuánto amor por la belleza!

Lo primero que noté fue un patrón muy hermoso: las calles (casi cualquier calle) nos llevan invariablemente a... ¡la plaza con árboles y fuentes!... ¡la bellísima iglesia!... ¡los portales!... ¡el callejoncito romántico! Una y otra vez, esta secuencia se repite en todo el centro, así que cada vuelta a la esquina se convierte en un descubrimiento más y un nuevo "¡ahhh, qué hermoso!"
Jardín Zenea
Calle peatonal cerca del templo de Sta. Clara. Hasta los Oxxo son lindos.
Jardín Guerrero. Noten los árboles y la sombra que dan.
No sólo en Querétaro capital se da este fenómeno, pues en mis paseos a los pueblos de Bernal y Tequisquiapan (¿pueblos? ¡están muy creciditos!) ví que esta traza se da también, en distintas proporciones. Plazas, fuentes, árboles, iglesias, portales. Una y otra (maravillosa) vez.


Plaza principal en Bernal, Qro.
Portales en Bernal... y la gran Peña, por supuesto



Plaza principal en Tequisquiapan, Qro. El quiosco es una monada.
En las plazas también noté el patrón clásico de iglesia o edificio público precediendo un extremo, con grandes casonas de amplísimos portales en los otros tres lados. Y cuando no hay portales notables, hay frondosos árboles llamados truenos (yo los ví como ficus) podados de manera cúbica, a veces incluso en doble fila, que brindan su sombra a los paseantes. Sombras generosas las de árboles y portales, necesarias en el sol queretano. No me tocó calor pero sí mucho sol, así que agradecí a los arquitectos y urbanistas de ayer y hoy que han conservado la dimensión humana de estas plazas.
 
Plaza de Armas, con la Casa de la Corregidora al fondo. Y era domingo, por supuesto.
Y si no había portales virreinales, los ponen, cómo no. Estos datan de los sesentas. Plaza  frente a Sta. Rosa de Viterbo
Y para terminar el paseo, un nuevo callejón, una nueva sorpresa en forma de cafecitos y bares al aire libre. Una cervecita, claro que sí.


Callejón Matamoros, lleno de bistros y vida.

En la próxima entrega, templos, conventos y lecciones vivas de historia.
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