enero 24, 2015

Otro año, otra vez

Navegando por ahí me enteré de la cantidad de blogs abandonados que languidecen en los rincones del ciberespacio, olvidados por sus creadores e, inevitablemente, por sus lectores. Por supuesto que no recuerdo la cifra, pero estoy segura de que es enorme, pues me sorprendió al momento de leerla.

Durante casi un año este blog engrosó las filas de los ninguneados (dicése del sujeto desantendido y que parece invisible). Vuelvo a leer las últimas entradas y los sucesos que narré en ellas me parecen absurdamente ajenos, aunque en su momento me hayan parecido relevantes, o por lo menos curiositos. Algunos estamos condenados a mirar atrás y ver nada más la banalidad de nuestras vidas. Temo que un porcentaje muy alto de la población mundial transita su existencia así, cambiando momento a momento sin notarlo, aplastados por lo que parece una monolítica rutina.

Y aún así, veo estos últimos 12 meses y la avalancha de sucesos también me aplasta: enfermedades, apuros económicos, malas y buenas noticias familiares, aprendizaje dentro y fuera de las aulas, más enfermedades, un tratamiento de ortodoncia que ha modificado algo más que mi apariencia y mis ahorros... y la dolorosísima experiencia de ver, ahora sí de frente y sin tapujos, la horrenda situación que impera en mi país desde hace tanto tiempo y que no parece tener fin.

Muchas gracias a quienes siguieron (y espero sigan) visitando estas páginas y dejaron comentarios durante mi ausencia, los cuales me conmueven y me animan a seguir dando lata por aquí.

El espanto nos ha unido en estos meses, tanto en México como en el mundo. Ojalá, siempre ojalá, que cosas mejores nos unan más adelante.

Mientras tanto, aquí seguiremos hablando de pura frivolidad, como nos gusta.

Saluditos para todos, ¡y gracias por sus visitas!


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