mayo 27, 2012

Ciudad de Ángeles 2 - A pie y sobre ruedas

El segundo día de mi estancia en Puebla fue también muy fructífero en cuanto a los paseos. Como sabía que había sevicio de Turibús, salí del hotel con el firme propósito de tomar un tour relativamente temprano, para evitar el calor excesivo. Sin embargo, la tentación de parar en cada esquina para tomar fotos demoró mi llegada al punto de salida del Turibús. Porque, ¿quién se puede resistir a esto?:

Casa del Alfeñique a la izquierda, encantador hotel a la derecha
Y luego se asoma uno al portón abierto del Museo Casa del Alfeñique y se encuentra esto:

Belleza barroca desatada
O una adusta iglesia de piedra y tabique rojo, que guarda esto en su interior:

Templo de Santo Domingo
En fin, abordé el tour más tarde de lo que quería, y a pesar de tomar las precauciones del caso (sombrero, lentes oscuros y bloqueador solar SPF 850,000) el viaje en la parte descubierta del autobús fue cruento, sobre todo por el tiempo que tomó salir del primer cuadro de la ciudad, a causa del tráfico. Disfruté mucho el paseo, pero a poco más de la mitad tuve que darme por vencida y a punto de la insolación bajé a la parte cubierta y fresca del bus. Ya sólo subí para tomar fotos como esta:

Iglesias que parecen pastelitos (dicho sea con admiración y respeto)
El paseo me permitió identificar lugares a los cuales regresar a pie, como la mini-cantina (una barra y tres bancos de alambrón) La Pasita, productores, expendedores y encandiladores de sus propios licores. Claro que tomé una copita del tremendo licor de pasita, y no, no compré una botella porque todavía iba a caminar bastante y no quería cargar (tampoco quería poner en peligro mi hígado a punta de alcohol y azúcar).

El local es un verdadero museo, con multitud de miniaturas y cosas curiosas por todas partes
También visité la Plazuela de los Sapos, donde hay un mercado de antigüedades. Mi cartera salió incólume del trance, muy a mi pesar. Pero la onda era pasear, conocer y degustar el sabor de Puebla, más que hacer shopping.

Triques tentadores por doquier
Por fin llegué a un restaurante ampliamente recomendado por un amigo, el Mesón de la Sacristía. Encantador lugar y magnífica comida, y un alto muy necesario para recargar fuerzas. Después seguí con el paseo, pero el sol-jaguar de este México acabó por vencerme y llegué al hotel desfallecida. La temperatura no era tan alta (unos 27°, tal vez 30° máximo), pero la potencia de la luz del sol, aunada al reflejo en las aceras y las construcciones hace que un paseo a las 4 pm se convierta en un martirio.

Cuando mi esposo llegó más tarde al hotel, me dijo "¡vamos a cenar al Zócalo!", así que ahí va doña Özer otra vez a la calle, muerta pero contenta. Ese paseo fue mucho más fresco, pues ya había caído casi por completo el sol y la noche era agradablemente fresca. En fin, otro gran día en Puebla. Otro gran gozo en el corazón.

Y el domingo, de vuelta al D.F., bajo la mirada adusta de los volcanes. ¡Ah, qué cerca se ven desde la carretera! Hermosos, tremendos y serenos, salvo por el penacho humeante del Popo, cuyas laderas están casi totalmente cubiertas de ceniza. Cuídenos, señores del fuego y la nieve, sigan humeando y viviendo en esa frontera entre dos valles, que aquí los chilangos, los mexiquenses y los poblanos seguimos en nuestros esfuerzos por hacer vivibles y hermosas nuestras ciudades. Puebla va bien, quiero que mi D.F. también se ponga más bello.

¡Gracias por a todos por seguirme en estas discretas aventuras! 

mayo 21, 2012

Ciudad de Ángeles 1 - Sin aliento

El viernes pasado cerré el changarro (la oficina, pues)  muy temprano y alcancé a mi esposo en la ciudad de Puebla, donde se encontraba asistiendo a un congreso. Con eso de que la habitación ya estaba pagada y era para dos... ¡pues había que aprovecharla! (ohh, sí).

Tras un agradable viaje de hora y tres cuartos en autobús llegué a una Puebla grande, congestionada y súper activa, con el humeante Popocatépetl de fondo. Me sorprendió la cantidad de tráfico y el tiempo empleado para transitar de la central de autobuses al hotel, muy cerca del centro de la ciudad. ¡Y la cantidad de gente! Hacía años (añísimos) que no iba a Puebla, así que todo lo encontré muy cambiado. Apenas recordaba uno que otro sitio de interés, pero para efectos prácticos descubrí una ciudad nueva y fascinante. Con mucho microbús y taxi, y más vendedores ambulantes de los que hubiera querido, pero así son las cosas.
Templo de San Francisco, espléndido.

El hotel está casi al lado de esta enorme iglesia, de hecho el terreno y parte de la construcción del hotel formaba parte del claustro franciscano. La zona, además de su vocación religiosa, fue asiento de grandes fábricas textileras desde el siglo XXVII. Mucha historia, mucho trabajo, mucho esfuezo incrustado en cada piedra y cada ladrillo que todavía se yerguen... los cuales han sido hábilmente aprovechados para la construcción del Centro de Convenciones, el hotel La Purificadora, oficinas de gobierno, un museo, restaurantes y el inefable centro comercial, con cines incluidos. La verdad, es una rehabilitación respetuosa y ágil, pues han activado esa zona tanto para el turismo como para los mismos poblanos.
Hotel La Purificadora. Efectivamente, fue una planta purificadora de agua.
Jardines entre el hotel y las oficinas de gobierno a la izquierda y el centro comercial a la derecha

Costado del Centro de Convenciones, todavía luce una chimenea de la antigua fábrica
Nada más fue llegar, acomodar mis cosas en el hotel, saludar al marido (mareado por tanto trabajo, pero feliz) y ¡ámonos!, a la calle otra vez, en busca del mítico mole poblano para apaciguar mi hambriento estomaguito. No encontré la afamada fonda que me recomendaron, pero caí en un restaurancito sin pretenciones que resultó estar muy a la altura de la afamada comida del lugar. He aquí algunas fotos de mi recorrido, siempre a pie, como debe ser:
Dulcería tras dulcería en esta calle. Nótese la cúpula de talavera de la iglesia al fondo.
Tremendo el palacio de gobierno

Costado de la Catedral, enorme y majestuosa. El Zócalo está lleno de vida.

Templo de la Compañía de Jesús. El decorado en blanco es exquisito.

No, no, no. Tanta belleza, tanta delicadeza en las restauraciones, tanto amor por la historia y por el arte... en verdad me conmovió todo. Por momentos me quedaba sin aliento de la emoción y a cada rato les decía a los autóctonos ¡qué chula es Puebla!

...continuará, claro que sí.

mayo 06, 2012

Errr... ehemmm... pssss...

Así estaba yo hace poco más de dos horas, cuando me senté frente a la compu muy dispuesta a escribir el post. Y nada. Errr... ¿de qué iba yo a escribir?...
Minutos y minutos viendo la pantalla en blanco...
¿Qué tal si les platico que...? psss... no eso no... ¿y sobre esto otro?.... nah, tendría que buscar las fotos y no tengo ganas...
Y después de intentar en vano que me visitaran las musas, mejor me fui a lavar los trastes, acumulados desde quién sabe cuándo. Y me comí una (buenísima) nieve de zapote que traje hace rato de la heladería cercana. Y ví apenas unos minutos de tele, pero como me ganó el sueño me eché una siestecita...

Siestas are good for you...

A veces soy prolífica y escribo varios posts el mismo día, para irlos publicando poco a poco, pero hoy no tengo "guardaditos". Tengo varias ideas en la cabeza, pero como que no cuajan.
Perezoso es sólo mi nombre
Así que esperaré que las musas vuelvan y en la semana escribiré algo. Mientras, iré a tejer y a ver "debatir" en la tele a ciertas personas que dicen estar trabajando por mí y que parece que van hacer cosas maravillosas a cambio de que ponga una X sobre su nombre en un papel. Extraño, ¿verdad?

¡Buena y productiva semana para todos!


Imágenes: Tarsero (¡es un primate!), nutria y perezoso, tomadas de la red y del sitio Cute Overload.
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