julio 15, 2012

Lapsus freudiano

Este fin de semana vi una muy buena película, Un Método Peligroso (A Dangerous Method) dirigida por David Cronenberg. El tema en sí es fascinante: la relación entre Carl Jung y Sigmund Freud, el origen de su rompimiento, y la relación de Jung con dos de sus pacientes... especialmente con una paciente muy interesante. Y si eso no fuera suficiente, ver a Viggo Mortensen y a Michael Fassbender siempre es estimulante, aún cuando están caracterizados como serios psiquiatras de principios del siglo XX. Para los caballeros, tenemos a Keira Knightley, flaquita como siempre, pero tiene su mercado.

Independientemente de la historia, el trabajo de diseño de producción de la película es exquisito. Los escenarios naturales, las grandes casas europeas, las calles empredradas... todo nos lleva a la época en cuestión, pero son los pequeños detalles los que realmente destacan. Cada pieza de cristal y de porcelana, cada mueble, cada encaje. Todo está tan bien cuidado que se puede respirar el ambiente de refinamiento en el que vivían estos personajes.

Jung y Freud. Y docenas de piezas arqueológicas, entre otras cosas
Y la ropa... oh, la ropa. De nuevo, los diseñadores de vestuario de la película no solo nos presentan atuendos adecuados a la época y condición social de los personajes, sino que cada uno de ellos nos habla a través de su ropa. Los hombres con severos trajes oscuros, rígidos y bien derechitos, resguardados por sus armaduras de fieltro y casimir. La mujeres con sus vaporosos algodones y brillantes satines, siempre en virginales blancos o tonos pastel, ocultando la dureza de esos corsés asfixiantes. Los mundos masculinos y femeninos, tan distantes en esas épocas, retratados en cada cuello y cada puño.

Las damas de buena cuna, languideciendo siempre de manera elegante
Pero pensemos en algo más. Al ver estas películas de época por lo general nos asomamos al mundo de una mayoría privilegiada, aquellos que disfrutaban de una vida elegante y holgada. ¿Cuánto trabajo implicaba tener esas mesas con blanquísimos manteles almidonados, esos estudios llenos de figuritas y libros, esos muebles de madera tallada siempre bien pulidos? ¿Y los encajes, bordados, alforzas, tablitas y dobleces de la ropa,  hechos casi todos a mano? No sólo el trabajo de quienes generaban la riqueza para adquirir tales lujos, sino el trabajo de los artesanos que elaboraban esas delicadas piezas y los pequeños ejércitos de personal de servicio necesarios para mantener todo limpio y brillante. Tal vez el 10% de la población gozaba del producto del esfuerzo del 90% restante. Y luego vinieron las revoluciones y las guerras... tanta muerte y tanta pérdida para que el 10% y el 90% sigan ahí, en los mismos lugares de la brutal escala socioeconómica.

En fin, muy recomendable película, en todos los niveles. Y le dejo la disertación sobre los profundos temas psicológicos a los expertos, yo disfruté en grande de todo el conjunto.

2 comentarios:

Lanezi dijo...

Esta peli la tengo apuntada en mi lista de pendientes, me atraían los actores protagonistas, además de la temática; pero ahora que conozco tu opinión, con mucha más razón.

Ale dijo...

mmm.. la veremos!!! .. del porcentaje.. he visto varias peliculas que s e desarrollan detras de ...en los pasillos, tapancos y sotanos "de servicio" de los c astillos,, mansiones...tooodo un mundo de gente tratando de mantener al patrón con los manteles blancos...

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