abril 07, 2011

La culpa del sobreviviente

"We have to go back!" - Jack Shephard, LOST

Hace poco volví a ver la temporada 4 de Lost. En ella, parte de los protagonistas salen por fin de la isla donde se estrelló su avión, son rescatados y regresan a sus vidas "normales". Pero otra parte de ellos se queda en la isla, sufriendo las de Caín. Y resulta que para que todos (y TODO, por lo demás) se salven, tienen que regresar. A fuerzas. A cualquier costo.
Durante el tiempo que pasa entre su escape y su regreso, todos sufren por quienes dejaron, a pesar de tener vidas en apariencia exitosas y prósperas. Nada es igual, nada los satisface, el ocultar su verdadera historia en la isla los carcome poco a poco. Y se sienten culpables, profundamente culpables.

Hace unos meses me mudé, como lo he mencionado aquí múltiples veces. Después del trajín de la mudanza y el reacomodo, quedó el reto de acostumbrarse a una nueva rutina, la cual apenas siento que ha caído en su lugar. Pero persiste en mí el cansancio, un cansancio brutal que acabó por llevarme al médico. ¿El diagnóstico? "Estás deprimida", me dijo mi doc. Y tiene razón. Me recetó vitaminas, las cuales en verdad me han ayudado, pero todavía algo no está bien. Hoy, al leer las reseñas de las marchas de repudio a la violencia que se llevaron a cabo en todo México, pude dar con la razón profunda de mi depresión: Siento la culpa del sobreviviente.

Dejé Cuernavaca tras años de vivir ahí; dejé casa, perros y amigos del alma en busca de mejores oportunidades de trabajo y una vida más activa, más cercana a mi personalidad de "flor de asfalto". Tomamos esa decisión en familia hace ya un buen tiempo, considerando que era lo mejor para todos. Pero también dejé una Cuernavaca violenta, erosionada por décadas de corrupción que culminaron en asesinatos, narcomantas y balazos por doquier. Durante años traté de no ver la situación en su justa dimensión, pensaba que todos esos cuerpos colgando de puentes, al lado de carreteras o en cajuelas de automóviles eran de delincuentes, gente que se mezcló con narcos y tuvo las de perder... Pero entonces encontraron el cuerpo del joven Sicilia y otras 6 personas más. ¿Cuántas de las víctimas anteriores eran inocentes? Y, a final de cuentas, ¿importa realmente eso?

Yo pude salir, pude cambiar mi residencia a un altísimo costo económico y emocional, pero pude hacerlo. ¿Cuánta gente simplemente NO puede hacer eso? Si multiplicamos casos a lo largo de todo el país, la situación es aterradora. Yo sí pude... y me siento culpable. Siento que huí, que no tenía alternativa más que correr, que el cerco de violencia me estaba ahogando... a pesar de no haber sufrido nada en carne propia. Me salvé, mi familia se salvó, mis amigos siguen a salvo. Ya no quiero preguntarme hasta cuándo.

Pero me siento culpable. Vivo en el cielo, mientras mis amigas y amigos a lo largo de todo México se tienen que cubrir de las balas. Estoy deprimida y encabronada. No tengo respuestas. Y tengo miedo.

2 comentarios:

Carmen Tye dijo...

Yo tambien tengo miedo. Miedo por parte de los mios que viven en una zona MUY sensible y poco a poco se han acostumbrado al peligro..

¿O sera que tengo yo mas miedo al no vivirlo de cerca? no sé..

Lo que si se es que si poco a poco vamos defiendo lo nuestro y no cayendo en corrupciones tal vez un día podamos controlar esto.. no estoy segura, pero necesito creerlo..

Es muy dificil el dejar un lugar donde vivias muy agusto, los tuyos, los animales y no sentirlo. Mas tu que eres una persona tan dada por los demás..

Animo y pa' delante comadrita!
Besines

Ale dijo...

....¿¿que te digo????.... ayer,,, la noticia mas sonada y difundida en los medios locales,,, fué el decomiso de 9 quesos " ilegales "..si quesos de quesadillas.... de lo otro ",,, ni pío,,, ....saledremos,, a ver como,, pero somos más los buenos... beos gdes amix,,, luego hablamos de los noooodles.. ;P

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