diciembre 26, 2008

Burbujas de amor

Ahhh... champaña. Lujosa, festiva, carísima y esquiva champaña. Seca, letal y bien fría, como chica Bond de las malas. Mi relación contigo ha sido esporádica e intensa. Memorables encuentros, pero muy separados entre sí.

Como en aquella cena navideña a la que mi mamá y yo llegamos de rebote, donde el anfitrión sacó muy orgulloso una botella de Moët & Chandon... pero nada más era una, para repartir entre unas 15 personas, así que nos tocó de a traguito.
O cuando fui a Nueva York con una amiga y en el viaje de regreso el avión venía casi vacío. Había copita de champaña de cortesía, pero como veníamos pocos pasajeros, el sobrecargo muy mono nos dejó una botella casi completa para las dos, para que no se desperdiciara. ¡Genial!
O la inolvidable botella que compartí con mi mamá en la Noche Vieja del ’99. Como mi querida madre era muy mesurada (y seguramente estaba tomando alguna medicina) sólo se tomó una copa... y después de las 12 subí a la azotea del edificio donde vivíamos, botella en mano, para ver el inicio del 2000 y los fuegos artificiales de todo el D.F. Nuevo año, nuevo siglo, nueva yo y sólo la champaña de testigo.
Y también están ustedes, notables espumosos que por no ser franceses no les dicen champagne, pero que son muy respetables: Aquel sorprendente Bohemia Sekt de la República Checa, el Cava español, el chileno Concha y Toro, los muy secos y muy burbujeantes alemanes... me refiero a los vinos, no a los germanos en general.
La cuenta de este año va en una botellita de Henckel Trocken alemán y se pugnará por un Freixenet para Año Nuevo. Por solidaridad con un mundo en recesión (y con el presupuesto) este año no habrá champaña en la mesa, pero sí en el corazón.
¡Que siga la fiesta y que corra la champaña, al fin que no manejo!

(Con dedicatoria a Michelle, quien gusta de maridar el sushi con Dom Perignon)

1 comentario:

Kishiria dijo...

no por nada el champagne tiene tan alto estatus

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...