Este fin de semana fuimos a la Terminal 2 del aeropuerto de la Cd. de México a recoger a mi suegris, quien viene de visita. Dije que me encantan los aeropuertos... tal vez debo matizar y decir que me encanta el concepto “aeropuerto”, porque la Terminal 2 la encuentro retefea. No sé nada de arquitectura, pero reconozco muy bien cuando un edificio me hace sentir incómoda y este es el caso. Desde los pisos de piedra pulida que son imposibles de limpiar, hasta la mortecina iluminación de las salas de última espera, el diseño me parece fallido cuando menos. En algunas zonas hay unos enormes maceteros con forma de... maceta precisamente, que hacen vernos a los humanos como bichos de jardín. Hay unas bancas (de piedra) como de estadio frente a las puertas de llegada, supongo que para tener una buena visión de los viajeros cuando llegan, pero les plantaron enfrente el módulo de información, así que no se ve gran cosa desde ahí. Y más bancas (de piedra) repartidas aquí y allá, duras como el carambas. Ahhh, y los baños: con esos pisos (de piedra) que si se mojan quedan húmedos por largo tiempo, su apariencia es siempre poco higiénica. Las puertas de los "privados" son más corrientes que nada y el diseño en diagonal será muy original pero a mí me causa angustia. Hablando de diagonales, los restaurantes que están en los mezzanines a cada extremo de la terminal tienen una planta angulada y recovecos que dificultan la búsqueda de los viajeros extraviados y hacen que todo se vea amontonado. La Terminal 2 ya se va viendo más ocupada tanto por los comercios como por los viajeros, cosa muy buena, porque cuando la estrenaron estaba super fría: sin gente, sin tiendas y con unos aires colados de muerte. Los pasillos que conectan el estacionamiento con los dos pisos de la terminal actúan como túneles de viento, así que la temperatura local engaña al llegar al primaveral D.F. Además los techos son altísimos y no hay luz artificial que logre iluminar del todo por la noche, dejando un aire melancólico que está bien para un club de jazz pero no para un puerto aéreo, sobre todo cuando anda uno con jet lag.
Si algo hay que aplaudirle al proyecto es el viaducto elevado que lleva desde Churubusco hasta el multicitado edificio, con una desviación para la Terminal 1. Adiós a Blvd. Puerto Aereo, que ahora sabemos hasta se inunda. Y el detalle de algunos pisos de vidrio gruesísimo con iluminación por abajo, esos sí me parecen agradables. Y los carritos para el equipaje, aunque tengan costo.
Digo, para la lanototota que se deben haber gastado las diferentes instancias de gobierno (nuestra lana, por lo demás), como que no les quedó taaaan bien el numerito. O por lo menos a esta viajera/usuaria criticona no la convencen del todo.
(Foto: Vilmente bajada de la web. A mí me regañó una policía cuando saqué mi cámara. Diablos.)
