abril 14, 2013

Tardes burbujeantes

Con el calorcito se antoja un cambio en la dieta. Más frutas y verduras, alimentos más frescos y preparaciones más sencillas... y las bebidas adecuadas para maridarlos.

Soy fan de los vinos espumosos, específicamente de los blancos secos y refinados, bien fríos y con burbuja fina y cosquilleante. Ahhh, de lo mejor para disfrutar estas comidas primaverales y hacerle el quite al calor que ya aprieta. Y buscando, buscando, se pueden encontrar muy buenas opciones a precios razonables.
 
En mi reciente viaje a tierras queretanas tuve la oportunidad de visitar las Cavas Freixenet (aquí su sitio web), viñedos y bodega de gran tradición en México. La carta fuerte de esta casa es el muy popular y bien recibido espumoso Freixenet, en sus distintas variedades. Este vino en particular es producido por la casa Freixenet en España, pero la filial mexicana, fundada por miembros de la familia del mismo apellido, produce espumosos muy interesantes que no le piden nada a sus primos del otro lado del Atlántico. Por cierto el término "cava" es la denominación de origen española para el vino espumoso, por lo que los vinos similares producidos en México no se llaman "cava", sino simplemente "espumoso". Eso sí, la "cava" como bodega de vinos es otra cosa.

Los primos españoles
El propósito fundamental de la visita a las cavas es el recorrido guiado por las distintas áreas de producción y añejamiento. ¡Muy divertido e interesante el paseo! Los guías dan explicaciones extensas y detalladas sobre la producción del vino y sobre la diferencia entre los procesos del vino "quieto" (sin burbuja) y el espumoso. Tremendamente ilustrativo el recorrido, a pesar de haberlo hecho en fin de semana, cuando no estaba en funcionamiento la maquinaria de los procesos iniciales y finales, y del etiquetado y empacado.

Del rigor y asepsia de los procesos industriales...

... a la serenidad de las barricas en sus catedrales subterráneas.
Un detalle que me pareció interesante fue que para los vinos de mayor categoría, el proceso de ir dando vuelta e inclinando progresivamente las botellas para eventualmente sacar la levadura (responsable del proceso de gasificación del vino) es realizado a mano, un octavo de vuelta cada día... en cientos y cientos de botellas. Existen también sofisticados racks motorizados que hacen esto automáticamente... pero el vino fino es quisquilloso y requiere de cuidados especiales, que solo una mano humana puede prodigar. Todos los pasos siguen el riguroso proceso Champenois, tal como se hace con las grandes champañas francesas.
El polvo guarda las claves para girar las botellas
Al final del recorrido se puede tomar un tentenpié (o una comida completa, de paella, por ejemplo) en los patios del edificio principal, acompañados de copas o botellas enteras de los diversos vinos. Ohhh, yo podría vivir de botanitas y vino espumoso, oh sí. Y claro, casi todos los visitantes compran alguna botella para llevar a casa. Yo me traje dos de espumoso blanco Petillant demi sec, muuuuy agrable. Y el precio lo es aún más: algo así como 100 pesitos la botella, nada mal para tener siempre una en el refrigerador, en espera de la primera celebración que salga al paso. Que bien podría ser tan solo el descubrimiento de un queso particularmente afortunado.

¡POP!... Fizzzzz... ¡Salud!

3 comentarios:

Carmen Tye dijo...

Hay comadre..
Ora' si que por tu culpa estoy con la baba cayendo..

Salú!!

Moonwarden dijo...

yo también hice la visita, la cava es extaordinaria y el vino delicioso. Excelente post!

Totoelkiller dijo...

vsmos por el queso!1 ¿ donde fue el recorrido ?? ¿? jaja luego te cuento. soy ale ;P

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